No hace mucho tiempo atrás al mínimo resfrío argentino sobrevenía la peor pulmonía uruguaya, producto de una economía argentino dependiente (con Brasil pasaba parecido); eso fue así hasta que sufrimos la peor de las crisis de nuestra corta historia en el año 2002. Entonces, fuimos la sangría obligada de los capitales golondrinas que usaban al Uruguay como refugio temporal de sus dineros por obra y gracia de una política que buscaba ser plaza financiera de la región. Por lo menos, esa era la intención de un Presidente “divertido” que terminó pidiendo perdón -entre lágrimas- a su par argentino, por un exabrupto muy celebrado allende el Plata. Luego de la crisis, llegaría la izquierda al Gobierno y otra forma de hacer frente a la política económica, más allá del ocasional viento de cola -que duró menos de lo que quieren hacer creer algunos- y marcó década y media continua de crecimiento ininterrumpido. En medio de ese ciclo económico virtuoso, el “país hermano” cortó los puentes binacionales y aprendimos a vivir sin su apoyo pero, con pasteras propias y mercados nuevos, nos abrimos al mundo y Uruguay ya no depende sino de sí mismo...
Deuda soberana sin viento de cola
Una de las primeras medidas del primer mandatario de izquierda de la historia uruguaya fue nombrar a su Ministro de Economía, el elegido fue el Cr. Danilo Astori. Dueño de una impronta austera, de perfil bajo y carisma acorde, contrapone un caudal de conocimiento que lo llevó a liderar la economía uruguaya desde el 2005 hasta el presente.
Lejos de los lineamientos fondomonetaristas que nos imponían desde siempre, empezó a timonear el rumbo económico del país con la mira puesta en el fortalecimiento de la economía interna y para ello contó con un aliado de lujo en la figura de otro resistido por muchos… Eduardo Bonomi, entonces Ministro de Trabajo. Juntos empezaron a articular la puesta en marcha de la negociación colectiva que daría vigor al deprimido salario real de los trabajadores y movilizaría la economía uruguaya desde adentro mismo de su mercado.
Luego seguirían otras medidas como la apertura de nuevos mercados y reformas de fondo que nadie se atrevió nunca a llevar adelante como la reforma tributaria. Una mejor distribución de la riqueza que hiciera viable el rumbo hacia el cumplimiento efectivo de que pague más el que más tiene, una reforma que sigue ajustándose en el camino pero que aseguró recursos que hicieron posible otras hazañas como la reducción de la pobreza y la indigencia a límites históricos que hoy distinguen a nuestro país en el mundo.
Romper definitivamente el lazo de dependencia con el FMI permitió desprenderse de su direccionamiento económico y poder asumir la libertad para dirigir la política económica sin sus fórmulas de recortes y ajustes en procura de ese derrame que nunca llegó a los más necesitados.
En medio de todo ello, y fruto de la decisión de una multinacional que eligió a nuestro país para ser asiento de su inversión (UPM), ambientalistas embanderados de política anti fraterna nos cerraron los puentes binacionales. De un día para el otro, se cortó el relacionamiento comercial con Argentina, empujándonos a abrir nuestra producción a otros mercados y otros rumbos. Nunca mejor aplicado aquello de las crisis devenidas en oportunidades pues la necesidad llevó a las noveles autoridades a buscar otros horizontes que llegaron para quedarse y multiplicar los destinos de los productos uruguayos más allá del Río de la Plata.
Nubarrones argentinos
Mientras por estas horas Argentina atraviesa una crisis sin precedentes, se llegó al récord histórico de que nuestra moneda sea más fuerte que el peso argentino y las pizarras pasaron a llenar las pantallas de TV con una escalada del dólar que ya superó los $A 40 y sigue en aumento.
Antes, los resfríos argentinos significaban una recaída irremediable para el Uruguay sin embargo hoy es otro el panorama. Pero claro, nadie repara hoy en esta fortaleza acumulada de tener un nivel de reservas tal que tienen blindado al sistema financiero nacional, por otra parte Uruguay mantiene firme su grado inversor, tiene prestigio internacional bien ganado por la mano firme de la conducción de su economía sin riesgos ni audacias propias de otros tiempos.
Quizás sea por esa razón que conviene hablar de la ruta del dinero K en lugar de la seguridad económica de la “Tacita del Plata”, máxime cuando no hicieron parte de esa fortaleza acompañando medidas en pos de fomentar la transparencia (no votaron leyes anti-lavado, por ejemplo).
No soy de mirar canales argentinos pero en estos días miré alguno y vaya mi sorpresa cuando en la pantalla de TN ponen una gráfica encabezada por la bandera uruguaya… era el ranking de sueldos básicos de la región y nuestro país lo encabeza con un salario mínimo de U$S 452 y en el quinto lugar la Argentina con el suyo de U$S 290. En otro programa, destacaron a Uruguay como “ejemplo regional en conducción económica” y en el mismo programa, el jefe de Senadores de la bancada de Cambiemos argumentaba diciendo: “tampoco nos comparen con los mejores”… increíble!!
Aunque lo más increíble de todo es no escuchar a nadie de la oposición uruguaya hablar de esto, para ellos es más importante hacerse eco de rumores no probados sobre la ruta del dinero K que hablar sobre lo tangible y cierto de una realidad firme frente a una economía argentina que se cae a pedazos y que recurre a las mismas recetas de fracasos anteriores con el FMI.
Ya no salen a batir palmas como cuando se anunciaron los resultados de las elecciones donde celebraron el arribo de Macri al poder. Nadie dice nada, el silencio es llamativo...
No es para celebrar la desgracia ajena ni mucho menos, pero sí es para estar satisfechos de un rumbo económico firme -que a veces no entendemos- pero que es como la selección uruguaya de fútbol, (que juega mal o ataca poco, pero clasifica a mundiales y se destaca en el mundo como un proceso virtuoso). Esa certeza la logra un gobierno serio y responsable que tiene un rumbo cierto y que no desvía el mismo a pesar de los intentos de quienes se marean con cantos de sirena.
Hay espejos que reflejan realidades y Argentina es hoy uno de ellos que nos debe llamar a la reflexión para que se mida y aprecie una conducción económica uruguaya que es la única responsable de seguir siendo una isla en medio de dos gigantes.
Hay luces de advertencia que se encienden, pero hay respaldo y eso lo saben...
el hombre rompía la chanchita,
el perro mordisqueaba una pizarra...
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