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miércoles, 11 de abril de 2018

La novena sinfonía de B...onomi!!

Fuente imagen: Depositphotos
Si fuera un combate de boxeo, se podría decir que ya transcurre el noveno round y mientras muchos vociferan pidiendo el knockout el boxeador se mantiene firme y asestando golpes duros a pesar que “los jueces” de turno no le sumen puntos. Sin embargo, el crimen internacional ha puesto la mira en Uruguay y todos los intentos fueron desbaratados con sus responsables presos. Algunos, en tiempos récord de resolución y apresamiento de los autores como el sonado caso del robo a la joyería del Hotel Enjoy de Punta del Este, y otros, con algún tiempo más pero con iguales resultados (como los robos a los cajeros automáticos, en que se sumaron muchos imitadores locales junto al grupo original extranjero que inició la modalidad en el país).  Y los que no terminaron presos abandonaron prestamente el país, advertidos por los resultados de una Policía que transformó el Ministro más interpelado de la historia reciente. Podría seguir citando casos, pero sería un esfuerzo inútil ya que “los jueces de turno” tienen preparadas las tarjetas hace tiempo. Será la novena sinfonía, y todavía no se dieron cuenta que hay Ministro para rato...



Mirada partidizada

Que las críticas a la gestión de Bonomi tienen una intencionalidad política está fuera de toda discusión. A un Ministro que a los 3 meses de asumir se le pida la renuncia por las resultancias de un siniestro trágico en una cárcel que representaba la realidad de un sistema abandonado por décadas, deja claramente establecido que el fin no es otro que político. 

Pasaron 8 años desde entonces y hoy la realidad es otra en el sistema penitenciario. Aquella unanimidad deprimente de hacinamiento y abandono (edilicio y funcional), dejó lugar a una política nacional sobre la privación de libertad y transcurre una transición para separarse definitivamente de la cartera de Interior y asumir la responsabilidad mediante un organismo desconcentrado e independiente que se concentre en la rehabilitación de los privados de libertad. Hoy nada dicen de esa realidad transformada -siguen mirando el árbol y se concentran en los puntos focales que aún mantienen alguna problemática-, ¿cuál sería la situación de las cárceles uruguayas hoy si hubiera prosperado aquel pedido de renuncia inicial?

Se supone que quien ostenta un cargo público debe hacerlo con responsabilidad republicana, abandonando el interés personal y directo para trabajar en beneficio de la comunidad que lo erigió en representante. Y debe hacerlo proyectando su trabajo para las generaciones futuras, más allá de su gestión y abonar por políticas públicas que nos beneficien a todos. Ese legado debiera ser el principal objetivo de toda gestión; sin embargo, asistimos hoy a un estilo de violencia institucional que reclama responsabilidades  al otro sin asumir las propias. Y eso pasa en todos los ámbitos.

Bonomi asumió en medio de una serie de medidas y acciones que hacían pensar en otro estilo de hacer política. El entonces presidente Mujica había instado a trabajar a todos los partidos en varios temas que se trataran como políticas de Estado, y la seguridad fue uno de ellos. Se trabajó y acordó un compendio de medidas que fueron un libreto o guión a seguir por parte del novel Ministro del Interior. Ese acuerdo se cumplió en su totalidad, punto por punto, y aún más. Se lo profundizó y complementó con otra serie de medidas tendientes a transformar una institución policial sumida en el abandono e impregnada del vicio y el desencanto que había minado a sus integrantes.

No voy a reiterar todo lo que hizo, pero sí quiero hablar de lo que es imposible que haga el Ministerio del Interior, sea quien sea su titular. 

Es imposible que evite lo que no está en sus manos impedir, es inverosímil pensar que desde la Policía -brazo ejecutor de las políticas impulsadas por un Ministro en ejercicio de atribuciones delegadas- pueda evitarse la iracundia descontrolada de quienes apelan a resolver sus conflictos de forma violenta.

Es imposible que le pidan a Bonomi que detenga la barbarie enquistada en el seno familiar, esa que dirime sus afectos imponiendo un sentimiento de propiedad que avasalla todo lo demás y derrama muerte como resultado.

Es imposible que un Ministro impida que un simple choque de tránsito termine con un niño baleado en un hombro, todo por quien sabe que razón -o sin razón- que determinó semejante resultado.

Es imposible que la violencia la resuelva el Ministerio del Interior, menos aún, que lo haga en solitario. Se puede prevenir pero para ello es imprescindible la asistencia de otros actores principales que deben intervenir mucho antes que la Policía en ciertos casos.

Lo que puede hacer la Policía lo hace y los resultados hablan. Las muertes a consecuencia de un hurto o rapiña han bajado sustancialmente (13 al 7%). En cambio, los conflictos entre criminales y la violencia doméstica y/o género, son causa principal del aumento considerable de las cifras de homicidios hoy.  

Noticias y sorderas

Hoy asistimos a un nivel de violencia incomprensible que termina siendo un botín al que hay que mostrar. Eso es lo que ocurre cuando se da un hecho violento que parece no colmar la expectativa periodística y se lo intenta vincular a otro hecho para que adquiera la espectacularidad que necesita el show. 

En el caso del niño baleado el pasado domingo 8 de abril, se dijeron muchas cosas a saber: que había sido en el Campeón del Siglo (fue a varios kilómetros del estadio); luego, que era un niño vistiendo la camiseta de Peñarol (no vestía tal camiseta); que venían del CDS y se relacionaba con el partido (venían del partido sí pero ninguna relación con el mismo tuvo el incidente); y algún otro detalle que necesariamente debía vincularlo al fútbol uruguayo. Un fútbol que hace meses no registra hechos de violencia. Es que, claro, que no hayan líos en el fútbol no se le puede atribuir a la gestión de Bonomi. Y eso porque según la oposición, “su cartera repartió entradas a los barras” (Falso!), “la Policía es la responsable de la seguridad de los espectáculos deportivos” (Falso!, el fútbol uruguayo es un espectáculo privado, la Policía asiste en prestación de garantías). Temas que serán parte de esa “novena sinfonía” que lo tendrá nuevamente en el Parlamento, sin importar si ya fueron convenientemente aclarados y/o desmentidos; al fin y al cabo eso nunca importó en las anteriores interpelaciones a Bonomi.

Como el tema del “miembro de las FARC contratado por Bonomi”, algo que también fue oportunamente aclarado con documentación aportada en la Comisión de Seguridad y Convivencia, pero que volverá a estar presente.

No importa escuchar al Ministro tampoco. Cada interpelación fue una oportunidad para informar, así las encaró Bonomi, sin embargo, desde la oposición montaron su espectáculo exponiendo en su momento para luego -impúdicamente- dedicarse a hacer notas de prensa fuera del recinto parlamentario o manifestarse por las redes sociales sin prestar la más mínima atención al miembro interpelado. Toda la información que el Ministro volcó en cada una de sus convocatorias fue desatendida por la oposición interpelante, al punto de abandonar la sala manteniendo el quórum la bancada de gobierno. Eso sí, llegaba la hora de los noticieros y allí estaban todos presentes, así como al final de cada instancia para dar su voto a la moción de insatisfacción de las respuestas que nunca escucharon.

Piden -nuevamente- la renuncia del “Bicho”, pero esta vez montaron la carpa mucho antes y prepararon el espectáculo circense en cuanto espacio pudieron, repartiendo las mismas falsedades que ya fueran desmentidas.

Si fuera todo tan fácil como cambiar un Ministro, en el Uruguay (y en el mundo) se arreglarían las cosas en menos de lo que demoren esos cambios. Ellos saben bien que no es ese el camino, saben bien que se está construyendo un cambio mucho más permanente y duradero, y como lo saben no pueden permitirlo a riesgo de sufrir las consecuencias de su derrota.

Bonomi ya lo demostró con el sistema penitenciario durante su gestión, con todos los bemoles que tiene el tema, la realidad es otra muy diferente a la que recibió cuando asumió. De haber renunciado a los tres meses como se lo pidieron seguramente nada de lo que hoy existe sería realidad, nada. La reforma de la institución policial también hace parte de una gestión transformadora a la que se le endilgan muchas derrotas pero que acumula muchísimas otras victorias, algunas de las cuales no conoceremos nunca porque lo que se evita no puede medirse. Aunque bien puede imaginarse mirando la región.

Bonomi acudirá al llamado para responder las mismas preguntas ante los mismos que -ya sabemos- no aceptarán como satisfactorias ninguna de sus respuestas. Y lo hará por novena vez...

el  hombre repite las mismas preguntas,
el perro ladra las mismas respuestas...

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