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Desviar la mira
El año 2017 promediaba como el quiebre por el que tanto se había trabajado. Los meses de baja sostenida de las rapiñas hacían pensar en que -finalmente- se consolidaban los efectos de una reforma que habían inventado otros con diagnósticos de fines de los 80 pero que ninguno de los gobiernos pos dictadura tuvo la capacidad ni el liderazgo de llevar adelante. Debieron pasar muchos años, décadas, para que llegara la izquierda al gobierno e impulsara -en su segundo mandato- ese proceso de reforma imprescindible para forjar una institución sumida en el abandono y la desidia.
Sin embargo, el cierre del año confirmó lo que nadie quería y los primeros meses del 2018 siguieron consolidando la culminación de aquella remontada histórica de dos años de baja consecutiva del delito violento que más atormenta a los uruguayos. Una sucesión de causas se alinearon para afectar el arduo y sostenido trabajo de la nueva Policía transformada:
- un cambio de legislación procesal penal que generó desajustes que serán corregidos por leyes complementarias;
- un proceso de debilitamiento de los efectivos policiales (custodias por violencia doméstica; apartados de la función ejecutiva por denuncias de violencia doméstica; a los que se suman los retiros y bajas habituales).
Por si esas razones no fueran suficientes, hay una razón más que es propia y a la que no se está dispuesto a dejar de aplicar y es la accesibilidad a la denuncia otorgada por las tablets (en un número que ronda las 800 unidades) distribuidas en Montevideo, desde las cuales se reciben denuncias en el lugar mismo de los hechos. Eso que parece un disparo en el propio pie, no es otra cosa que mantener intacto el rumbo iniciado de construir información fidedigna que permita atacar las causas del delito y aplicar el conocimiento científico en la respuesta policial. Solo conociendo la realidad es posible cambiarla y en eso está empeñada la cartera de Bonomi.
En falta
Decimos que es Bonomi el objetivo para desviar la atención de otros actores tanto o más responsables que el Ministro del Interior. Porque el brazo ejecutor de la ley no es sino un actor más en el proceso de sanción de la conducta criminal, pero hay otros actores que están omisos en su función al momento de actuar. Entonces si existen otros actores ¿por qué solo se ataca a uno de ellos? ¿Por qué nada se dice de quienes tienen la misma o quizás la mayor responsabilidad a la hora de aplicar la sanción que corrija y permita ensayar al menos la solución que el Estado de Derecho establece para los infractores? ¿Qué pasa con el Poder Judicial y sus tribunales de faltas?
¿Sabían ustedes que prácticamente no existen penados por Ley de Faltas en los últimos tiempos? ¿Saben que de casi 8 mil detenidos por ocupación de espacios públicos en 2 años de trabajo de las brigadas policiales, solo hubo 7 personas a las que se le aplicó dicha norma? Es cada vez más notoria la presencia de personas en situación de calle que ocupan espacios públicos en clara contravención con una ley que tiene pocos años de sancionada y la que ha actualizado las faltas previstas por el ordenamiento uruguayo. Sin embargo, a más de cuatro años de su promulgación el año 2017 cerró con un 20,6% menos de penados por faltas. Y no se trata de hacer de la sanción penal la panacea, pero en el caso de las faltas es una barrera de contención y prevención para evitar una conducta criminal más grave, que no apela a la prisión como primera medida sino a corregir una conducta, aplicar trabajo comunitario y en última instancia la prisión. Es esa primera barrera de la que hablaba el extinto Director de la Policía Nacional – Julio Guarteche- que se necesita para prevenir y cortar a tiempo un comportamiento que provoque una conducta irreversible. Al hacerlo no solo se previene al infractor -a quien se le corta el comienzo de una carrera delictiva- sino que se salvan víctimas potenciales de su accionar criminal.
Desde el año 2010 -inicio de la gestión Bonomi- el concepto de seguridad integral atravesó todos los estamentos de la cartera intentando involucrar a otros actores de la cadena para que participen y construyan en conjunto la seguridad que todos aspiramos tener en la vida en relación. Así se promovió la visita de expertos internacionales que abonaron a ese concepto (Melguizo, Sherman, Mockus) y que enseñaron a la Policía uruguaya la necesidad de relacionarse con otros actores para comprender esa integralidad de la que hablamos.
Si no somos capaces de reaccionar en forma combinada y coordinada entre los distintos actores con responsabilidades (de los tres poderes del Estado), la seguridad estará renga y afectada por una respuesta hemipléjica.
Hoy el foco está puesto en el ministro Bonomi, se lo hace responsable de todos los males. No hay autocrítica de ningún otro actor de la cadena, se ha construido el relato final de una historia que tiene muchos protagonistas pero un solo responsable para algunos. Esos mismos que hicieron el diagnóstico en el primer gobierno pos dictadura, que no se animaron a llevar adelante ni tuvieron liderazgo para aplicarlo. Son los mismos que hoy le critican a quien sí tuvo la capacidad de hacerlo. Los mismos que participaron acordando con Bonomi para que hiciera las reformas en lo que debía ser una política de Estado pero que abandonaron rápidamente los ámbitos de acuerdo para dejarlo en solitario.
Premeditamente olvidan mencionar a los otros actores, omisos contumaces que no aplican las normas que se acordaron para corregir conductas que generan inconvenientes a la ciudadanía que reclama, con razón, recobrar la pacífica convivencia.
Si la Policía recoge los niveles de confianza que hoy ostenta, si esa misma Policía es fruto del trabajo de un gestor que cumplió los compromisos que asumió y los superó con creces, ¿dónde está el error que le endilgan? ¿No será que es hora que se alineen los demás co-responsables de la cadena para que los resultados empiecen a ser los que se esperaban?
Bajen las armas por un momento y enfoquemos la mira en el objetivo real del problema, para que la solución sea eficaz y genere ese cambio cultural que todos esperamos en un país que lleva más de 15 años de sostenido crecimiento y se merece una mejor convivencia.
el hombre está en la mira,
el perro gruñe al francotirador...
Por fin veo que alguien pone en cuestión los "fallos" judiciales. Hace años que lo señalo, también lo que atañe a violencia doméstica y de género, violadores y otros delitos que no son "faltas" sino delitos.
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