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miércoles, 11 de mayo de 2016

Made in China

Una compra de uniformes del Ministerio del Interior generó la iracundia blanca y el automático pedido de informes para conocer qué extraño impulso antipatriota llevó a Bonomi a elegir la ropa china antes que la nacional. Hasta ahí cualquier desprevenido podría pensar que los descendientes de Herrera volvían por la revancha del viejo caudillo que si algo tenía de bueno era su profunda defensa nacionalista no tanto por la divisa blanca propiamente dicha, sino por la defensa inclaudicable de la soberanía nacional. Hasta el Tribunal de Cuentas objetó la compra y ni lerdo ni perezoso el senador Lacalle Pou blandió la pluma para pedirle cuentas a Bonomi por semejante atropello.

Ropa trucha 

La puntada sin hilo no es la regla en la cartera dirigida por Bonomi, y a esta altura del partido -con 6 años encima de gestión a los que deberían sumarse los 5 al frente de Trabajo- deberían saberlo. Pues si algo es harto conocido es que en el Ministerio del Interior la gestión es seria y ordenada, al punto que debe ser de los ministerios que menos observaciones ha merecido en sus procesos de compra y las que tuvo, fueron debidamente justificadas y esta no sería la excepción. 

Sin contar que es la gestión que ha ejecutado la casi totalidad de su presupuesto, dejando atrás lastimosas cifras históricas de ejecución presupuestal que no superaban el 45% (hoy se ejecuta el 98%).

Resulta que los dirigidos por Bonomi decidieron ahorrar dineros públicos, justo en momentos en que se exhorta desde el Gobierno a cuidar los mismos ante un panorama mundial menos favorable que obliga a ciertas economías en los gastos de cada cartera. 

Pues bien estimado lector, esta jugada del Ministro más longevo de toda la historia de este ministerio, le ahorra al Estado unos 5 millones de dólares aproximadamente. Y lo hace comprando directamente a la empresa proveedora china que se encargará de vestir a los más de 26.000 efectivos policiales con que cuenta la plantilla. Uniformes de excelente calidad, y en un procedimiento que elimina los intermediarios, esos que hoy se lamentan por haberse perdido esa ganancia que el Estado se ahorra y que tampoco llegaba a los bolsillos de los trabajadores uruguayos. 

Resulta que Bonomi pudo comprobar -ensayo y error mediante- primero que no hay industria nacional que pueda proveer de ropa a los más de 26.000 policías, y que las licitaciones terminaban siendo declaradas desiertas. Posteriormente en un segundo llamado, se presentaban “fabricantes nacionales de ropa” que terminaban ofreciendo materiales fabricados en China a los que se les ponía grifa uruguaya en talleres clandestinos que tampoco aportaban las correspondientes leyes sociales. Entonces ¿de qué estamos hablando?

Obviamente que no se está defendiendo el trabajo nacional, sino la especulación de unos pocos que lucran con el Estado. Un Estado que hoy se ahorró 5 millones de dólares, conste.

De todos modos esto no es definitivo, es solo un primer paso. El Ministro ya dijo -claramente- que no está cerrado a invertir en compras verdaderamente uruguayas, aún cuando no se consigan los precios internacionales que hoy se obtuvieron si con ese dinero se dinamiza un sector industrial genuinamente nacional y no falseado por maniobras que beneficiaban a algunos pocos.

Y lo dice porque no es nuevo para su cartera apoyar la industria nacional. Hoy se  compran productos alimenticios producidos por emprendedores familiares, pagando un buen precio y generando recursos para un sector largamente olvidado como los productores de cerdo y los fasoneros de pollos. Un grupo que -junto a Molinos Santa Rosa y Cooperativa Caorsi, pueden dar testimonio de su veracidad.

Esta compra internacional, más allá del ahorro que produce, sirvió para dejar al descubierto las maniobras que hacen algunos proveedores que lucran con las compras estatales. También servirá para echar luz en los procedimientos de esas compras y los controles de calidad que deben realizarse para que los insumos adquiridos sean genuinamente los que dicen ser y no sean mercadería trucha, que no genera trabajo nacional y que solo beneficia a algunos pocos en detrimento de las arcas estatales.

el hombre se probaba un pantalón,
el perro mordisqueaba una etiqueta...

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