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“No más partidos de Alto Riesgo” - expresó el Lic. Jorge Vázquez y la alarma sonó en la calle Guayabos. Es que, dispuesto a cambiar el rumbo de los espectáculos deportivos, el Gobierno no admitirá más este tipo de encuentros así calificados. Casi de inmediato se dispararon las alarmas en las autoridades del fútbol, en las directivas de los clubes y en los periodistas deportivos. Todos espantados ante tanta audacia que “paralizará el fútbol uruguayo”, según algunos pronósticos. Ninguno se detuvo a pensar que el objetivo no es la paralización del fútbol sino de la violencia, y que esto no se logra aplicando lo mismo que se hizo hasta ahora (poco o nada por parte de los responsables de organizar y dirigir el fútbol, deudores de promesas incumplidas hasta hoy). Con acierto, el Gobierno mandató a las autoridades del Ministerio del Interior a no permitir que la situación siga sin cambios y así lo anunció -con tiempo suficiente- el aún Presidente de la Comisión honoraria para la prevención, control y erradicación de la violencia en el deporte (a partir de enero la Presidencia pasa al Secretario Nacional de Deportes). Un paquete de medidas se anunciaron y con ellas el fútbol se encamina a reducir riesgos... Era hora!
Minimizando riesgos
La AUF no se quedó en mero discurso. A tiempo y tal cual había acordado con las autoridades de la cartera de Interior, anunció un paquete de medidas que dio conformidad a quienes reclamaban acciones concretas. Los tiempos del mero discurso o intenciones se agotó y ahora se esperan resultados concretos, con fecha.
La implementación de las cámaras de reconocimiento facial es la principal medida que exige el Gobierno. Una forma indirecta de aplicar el derecho de admisión sin que ningún dirigente se sienta en la obligación de identificar a sus parciales violentos. Ese punto, sin acuerdo durante todo este tiempo, encontraría así una solución tecnológica que pondría fin al desencuentro y devolvería paz a las tribunas. Por lo menos es lo que se espera.
Con fecha concreta y a término, diciembre es el mes en que ese sistema deberá estar funcionando, mientras la AUF cumple su cronograma de pruebas y testeos con diversos oferentes que se han presentado a su requerimiento. El Centenario, Gran Parque Central y el novel estadio del Club Atlético Peñarol, serán los primeros en contar con este sistema fijo e incorporado a sus estructuras. Otro sistema móvil se aplicaría en las canchas donde las autoridades dispongan en la eventualidad de algún partido específico.
Junto a esta innovación tecnológica -la más fuerte inversión- se anunciaron otras medidas complementarias que dieron satisfacción a las autoridades. En el mismo sentido y con la finalidad de minimizar los riesgos, los clubes deberán designar sus referentes de seguridad, finalmente. Esta medida -viejo reclamo de las autoridades policiales- tenía un cumplimiento exiguo por unos pocos clubes. Y más estrictamente, en lo que refiere a la implementación misma de su trabajo, solo una institución lo hizo y hace con la profesionalidad necesaria (CNdeFútbol).
Otras medidas anunciadas son de implementación práctica que llevará un tiempo de ejecución como el caso de la numeración de las localidades y butacas, que busca la identificación plena de los asistentes por su ubicación en los estadios. Medidas que aún mantienen cierta resistencia por parte de los clubes que entienden imposible su aplicación inmediata.
Razón tienen de pensar así, pero nada obsta a que hay que trabajar para llegar al punto más aproximado posible. Deben entender que la situación actual de los espectáculos deportivos lleva un proceso de deterioro acumulado que llevará tanto o más tiempo revertir. Pero -también- deberán comprender que hasta tanto se inicie un proceso alternativo no avanzaremos para lograr los cambios. Y estos se hacen imperiosos hoy si en verdad queremos devolverle paz a la fiesta del fútbol.
Hoy la discusión no debiera ser que determinado encuentro es un partido de Alto Riesgo, sin más, sino qué efecto tendrán las medidas dispuestas para bajar esos riesgos. Y aún más, que las medidas que se dispongan sean determinantes a la hora de emitir la calificación de un determinado partido.
Ese es el punto a discutir: la eficacia o no de las medidas dispuestas. Una eficacia que tendrá una referencia ineludible y objetiva con el diario del lunes, como siempre, pero a la que -esta vez- se le suma un responsable principal en el organizador del espectáculo.
Este último punto es -a mi modo de ver- la diferencia principal de estos tiempos. Y, quizás, si los resultados así lo demuestran, la prueba contundente de que la solución pasaba por asumir compromisos y riesgos sin apelar a tener en la Policía el dueño de todas las culpas.
El tan manido derecho de admisión, fue solo un punto, quizás el más discutido y sobre el que no hay acuerdo entre autoridades de gobierno y del fútbol. Para unos lo ejerce el organizador y para otros debiera hacerlo la Policía. El punto es el riesgo que corren y afirman con razón, los organizadores del espectáculo deportivo. Identificar a los violentos de sus clubes que protagonizan desmanes es la consigna compartida por ambos, y la solución tecnológica pondría punto final a la contienda.
Pasó mucho tiempo sin que se operaran cambios al respecto. La postura firme del Gobierno puso un freno a ese tiempo perdido y el compromiso asumido ahora por las autoridades del fútbol abre un tiempo de esperanza.
Será ese tiempo -y los resultados que se obtengan- los que avalen si el fútbol vuelve a ser un juego sin riesgos..
el hombre sacó la entrada,
el perro miró la cámara y no pudo entrar...
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