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miércoles, 17 de febrero de 2010

Blanquear el voto, un camino errado


 Publicado en La ONDA digital

Luego de la proclamación de Ana Olivera –y aún antes- se escucharon rumores de votaciones en blanco (para las elecciones de mayo) como forma de protesta por el veto (¿?) impuesto al Cro. Martínez. Semejante disparate solo pudo lanzarse como rumor pues la andanada de críticas y comentarios que hubiera recibido el autor del mismo, lo habrían defenestrado políticamente.
En primer lugar hablar de veto es una equivocación absoluta pues una estructura que legítimamente se vale de sus estatutos para dirimir un tema no menor como la candidatura a Intendente de Montevideo, no puede ser menospreciada al punto de hablar de un veto o contubernio en tal sentido. Decirlo es considerar al estatuto solo para aquellos casos en que el mismo corre a favor de los intereses sectoriales y no para cuando no se tiene la misma dirección o apoyo. Algo así como decir que si gano lo hago con el estatuto y si pierdo es por culpa del estatuto.

La sencillez del tema –que no deja lugar a duda alguna- pasa por haberse aferrado a la idea de un candidato y un programa, como lo marca la historia frenteamplista, ratificada por el plenario departamental al decidir esa consigna como irrenunciable. Lo que siguió después fue lógica consecuencia al contar con apoyos que no representaban las mayorías estatutariamente establecidas para ser designados candidatos. No vale hablar de “amplios porcentajes” cuando el estatuto es clarito al exigir los 4/5. Tampoco vale apelar a encuestas porque a los candidatos los eligen los órganos representativos de la fuerza política, no el trabajo de una consultora. 

Trancados como estaban los candidatos propuestos, solo la grandeza de los mismos -cediendo posiciones- podía destrabar el tema, o la idea de un candidato alterno, podría dar el ansiado consenso y la unicidad votada para la candidatura. 

Y eso fue -ni más ni menos- lo que ocurrió. Se mantuvo inalterada prácticamente la votación y allí comenzó a tejerse la trama de acuerdos que permitieron destrabar la situación. Si esa búsqueda de acuerdos y el libre juego democrático de negociar entre sectores y bases se puede considerar parte de un veto, entonces algo anda rematadamente mal.
 
¿Por qué no se dice que la primera mayoría del Cro. Martínez no fue sostenida por las mismas bases que terminaron proponiendo a la Cra. Olivera para dar una salida consensuada al tema? Porque eso fue lo que ocurrió finalmente, y nadie puede dudar de la legitimidad del recurso por cuanto las propias bases cerraron filas en bloque con el candidato de unidad. Una unidad que no había conseguido concretar el Cro. Martínez. 

Escuchar rumores de voto en blanco en boca de quienes no obtuvieron el reconocimiento del plenario, parece una invitación velada a su emisión. No alcanza con salir a intentar aventar esa posibilidad con discursos. Si en verdad quieren demostrar que el Plenario se equivocó y la estructura debe ser modificada, solo la legitimidad del voto en mayo les dará el derecho absoluto de tales afirmaciones. Si Daniel Martínez era el candidato que querían los frenteamplistas, las urnas de Montevideo deberán atiborrarse de listas verdes en mayo, dando color y alternativa real al mentado voto en blanco. 
Con esa legitimidad en el haber, hablar de reestructura interna será una obligación para todos los frenteamplistas. Pues el respaldo que dan las urnas tiene un valor inmensurable, y eso lo sabemos muy bien todos.
Votar en blanco no solo sería un error absoluto, que abriría una fisura irreparable a un gobierno municipal que está consolidado –aún con sus defectos-, sino que se perdería la ocasión de demostrar la veracidad de tanta afirmación mediática vertida por estos días. 

La verdadera encuesta es en mayo, y lejos… muy lejos de votar en blanco, hay que votar Frente Amplio.  

el hombre pintaba el juego de jardín,
el perro le meó  la lata de pintura blanca
 

1 comentario:

  1. ¡¡¡ EXELENTE !!!

    Sinceramente creo que el problema surge cuando no se elije al candidato que yo quiero. El mismo problema se dio con la elección del candidato a presidente; los cuestionamientos fueron similares. Entonces, de lo que se trata es -a mi entender- de cómo se manejan las frustraciones -que evidentemente es un tema delicado y que hay que atender-. Pero lo que fundamentalmente hay que atender es a que no se produzcan los procesos que generan esas frustraciones, que muchas veces incluso son inducidos desde fuera y que los frenteamplistas no frenamos a tiempo. Si las candidaturas se presentan en la interna y allí se procesan como es debido, las expectativas se reducen y las frustraciones se minimizan. En estas cuestiones está en juego el valor más importante y más preciado para los frenteamplistas, la UNIDAD, y todos los esfuerzos para evitar estos desencuentros son pocos. Felicitaciones por tu artículo.

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