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miércoles, 26 de agosto de 2020

Presidente, tiene razón: la CEPAL se equivocó

Fuente: CEPAL, en base a cifras oficiales
El informe COVID emitido por CEPAL el pasado 15 de julio de 2020 develó el estado situacional de América Latina respecto al tratamiento que cada país dio en la lucha contra el COVID-19. Una respuesta que tuvo diferentes énfasis. En el ranking americano nuestro país se ubicó en el último lugar de una tabla que representa la inversión hecha por cada gobierno como respuesta a la pandemia, y allí nuestro país refleja –según datos recogidos sobre las medidas que cada país aplicó- un 0,7 del PBI. No hay ningún juicio de valor que implique un demérito para el Uruguay y mucho menos para su gobierno, salvo el reconocer que contra lo que promueven organismos internacionales para la emergencia, el gobierno mantuvo un cauto criterio a la hora de invertir recursos para los estratos más vulnerables de la sociedad uruguaya. Pero todo análisis tiene que ser contextualizado y en ese punto al Presidente le asiste la razón, la CEPAL se equivocó. Y su error llevó a nuestro primer mandatario a encomendar gestiones a su canciller para que el organismo revea su informe y hacer justicia con su gobierno. Eso sí, capaz que el Presidente leyó solo una parte del informe y omitió otra en que se destacan las razones de ese lugar en el ranking; lejos de hablar mal del país lo dejan bien arriba, a pesar de su decisión de no invertir lo necesario para los que más sufren la pandemia…

Los últimos son los primeros

Al Presidente lo apuraron en rueda de prensa y fiel a un estilo propio de opinar de todo –aún a riesgo de opinar sin tener toda la información- se aventuró a decir que daría directivas a su Canciller para que la CEPAL revea el informe porque “el organismo se equivocó”. Lo que no dijo el Presidente es lo que quizás no sabe o no leyó pero que también incluye el informe que critica. Seguramente se quedó con el último lugar de una tabla que puede leerse como un demérito o un esfuerzo menguado de su gobierno a la hora de asistir en la emergencia a los más vulnerables, lo cual es un dato de la realidad. Pero el mismo informe advierte las razones que ubican al Uruguay en ese lugar y lo dice de forma tan clara y contundente que seguramente sea -ahora que lo pienso- la verdadera razón de su ofuscación. Como no quiero cometer errores en ese punto lo transcribo textualmente para que quede sobradamente claro el fundamento de la CEPAL para rankear al Uruguay en ese lugar…

“Hay varios países de la región en los cuales la cobertura de la seguridad social es amplia y supera el 65% de los ocupados en materia de pensiones y salud (Argentina, Chile, Costa Rica, Uruguay) y que han podido aprovechar la capacidad instalada para enfrentar la pandemia. La cobertura de los programas de asistencia social implementados antes de la pandemia y que proveen transferencias monetarias a familias pobres y vulnerables también es muy importante para proteger a la población de los efectos de la pandemia. Por ejemplo, en el Uruguay, las Asignaciones Familiares (Plan de Equidad) cubren alrededor del 11% de la población con un gasto del 0,33% del PIB y la Tarjeta Uruguay Social cubre alrededor del 12% de la población con un gasto del 0,15% del PIB.”

Es decir, que si bien es cierto que ocupamos el último escalón de esa gráfica no es una ubicación que nos denigre ni hable mal del país, sino todo lo contrario. Habla de la fortaleza institucional que tiene este pequeño rincón del sur que supo invertir más de 9 puntos de su PBI para construir un sistema nacional integrado de salud y fortalecer las redes de protección social del Uruguay batllista. Ese aspecto observado por CEPAL le permite concluir en su informe que aun siendo de las inversiones más bajas de América Latina, hay razones que la justificarían. Pero claro, entender ese punto sería reconocer lo que no han reconocido desde que asumieron el gobierno y enfrentaron la emergencia sanitaria: que heredaron un sistema social y sanitario fuerte con el que han sido los mejores de la clase.

Sólo en salud, en los 15 años de gobierno frenteamplista, se incrementó el gasto público, llegando a superar los 7 puntos del PBI –según datos a 2017- y que seguramente sea mayor hoy según la tendencia firme desde 2004.

Nadie dice que no tengan mérito alguno y todo haya sido producto de una herencia bendita (mal que les pese); llegaron al gobierno y como tal tomaron decisiones acertadas que tuvieron el apoyo indiscutible de ese entramado institucional fuerte y consolidado que les permitió achicar el gasto –como han hecho- y aun así, seguir siendo los mejores de la región a la hora de enfrentar al COVID-19. Pudieron asumir la responsabilidad de sus decisiones a sabiendas que había terreno fértil con el que poder enfrentar la situación (un sistema de salud potente, una red de conectividad que hizo posible el teletrabajo y reducir los efectos de la economía paralizada, un sistema de protección social sólido y –también a pesar de sus dichos- reservas suficientes para enfrentar la crisis).

Lo cierto es que pudiendo invertir más no lo han hecho, por algo ha surgido una impresionante red de ollas populares -a lo largo y ancho del país- para dar sustento a los que se quedaron sin ingresos de un día para el otro a partir del 13 de marzo, día en que se decretó la emergencia sanitaria a nivel nacional.

La CEPAL se equivocó, tiene usted razón señor Presidente, solo así puede entenderse que pida una rectificación que justifique sus dichos y las acciones tomadas desde que asumió la presidencia. Solo así se puede entender que pretenda una rectificación de un organismo que no hace valoraciones sino que describe y costea acciones de gobierno que –en su caso- tienen una fundamentación en la gestión que le antecedió, una gestión que fortaleció el entramado social, ese muro de contención del cual hoy se aprovecha su gobierno para justificar una baja inversión como la descrita por el organismo internacional.

No es buena práctica cuestionar a los organismos internacionales, menos cuando estos hacen sus análisis en base a información que los propios países aportan y registran. No sea cosa que con la rectificación termine reconociendo lo que hasta ahora se ha cuidado mucho en decir, al menos de fronteras para adentro, porque a los inversores internacionales supo darles la información correcta.

La CEPAL se equivocó fundamentando su informe con datos de una realidad que usted no reconoce, como sí hizo su Ministro de RREE en declaraciones a M24 este 25 de agosto pasado, cuando afirmara que por la gestión de los gobiernos anteriores, Uruguay tiene registros sociales y “guarismos fantásticos”. También se equivocó asignando 0,7 cuando en realidad fue 0,5.

Si la CEPAL corrige el informe, le dará la razón a usted y –según dichos de Bustillo- terminará reconociendo que el país que le dejó el Frente Amplio es la principal razón de su victoria frente al COVID-19.

Presidente, usted tiene razón…


el hombre pedía una rectificación,
el perro ladraba una explicación…


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