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miércoles, 2 de diciembre de 2015

"Espejos" policiales

El año culmina y quedará marcado por varios hechos policiales de significación, entre ellos -sin dudas- el secuestro de la Dra. Milvana Salomone marca un mojón ineludible junto al episodio de la desocupación del CODICEN filmada con cámaras corporales de la Policía. Hechos que demuestran que, lo anunciado en su momento y ejecutado presupuestalmente, no fueron meras palabras. La resolución del caso Salomone con todos los responsables en prisión y la inequívoca versión filmada de los hechos acaecidos en aquella desocupación, son la prueba irrefutable de una Nueva Policía. Esa que está representada en la figura del “primer policía”, una figura irreprochable e incorruptible como el Insp. Ppal. (R) Julio Guarteche, Director de la Policía Nacional, un espejo en el que se refleja la Policía del nuevo siglo...

El Nuevo Policía

Atrás quedaron los tiempos de la vieja radio policial, esa que marcó una época pero que la modernidad dejó varada para superarla ampliamente con nuevas herramientas. Y hablo de las comunicaciones en primer lugar porque fue de las primeras reformas sustanciales que habilitaron el cambio. Un cambio de paradigma que empezó a transformar la realidad de una institución signada por décadas de abandono organizacional que merecía una refundación para hacer frente a una realidad que no detuvo su marcha, generando espacios críticos a los que había que enfrentar.

Porque mientras la Policía se quedaba atrás tecnológica y estructuralmente, la delincuencia se aggiornaba, sacando amplia ventaja que la volvían impune. Muchos años de perder batallas enfrentándola a puro corazón pero sin recursos hicieron crisis en el instituto, donde el desorden administrativo dejó espacio a la corrupción, y al delito, cancha libre para actuar a su ritmo y voluntad.

Y fue ese “primer policía” de hoy -encaramado en otros roles al frente de la Dirección General de Represión al Tráfico Ilícito de Drogas- el que encabezó, junto a otros actores, el cambio de rumbo necesario para gestar esta Nueva Policía.

Pero no podría hacerlo en solitario, claro que no. La responsabilidad de la seguridad es política y necesitaba del respaldo político para hacerlo. Y ese respaldo estuvo y está en unas autoridades que saben del trabajo en equipo y que entendieron imperativo incorporar al cuerpo policial en la toma de decisiones.

Hoy es apreciable el cambio: necesaria e inteligentemente el mando policial es uno más en el equipo que comanda el Ministro del Interior. Así, un Gabinete conformado por las autoridades políticas junto a los principales mandos policiales, son los encargados de gestionar la seguridad de los uruguayos. Por ese grupo pasaron las decisiones de adquirir los equipos TETRA de comunicaciones, de modernizar el software del 9-1-1, de la reestructura de las Jefaturas de Policía (comenzando por la de Montevideo), para mejorar los tiempos de respuesta y adecuarse a la nueva geografía de la ciudad. 

Ese equipo fue, (es), el responsable de poner fin a la corrupción del CAYMA, de eliminar los vales de nafta, de asumir la reparación de la flota vehicular con el Centro de Talleristas de Montevideo (CTM), generando trazabilidad en la vida útil de cada vehículo de la cartera. Fue y es el responsable de la implantación del SISCONVE (que hoy es la herramienta que es gracias al desarrollo que le imprimió las necesidades de esta Secretaría de Estado).

Esa Nueva Policía, recuperó poder adquisitivo con la mejora salarial de una función sometida al olvido durante mucho tiempo. Se terminaron las jornadas de 12 a 16 horas o más por funcionario, que tenían en el 222 (en negro), una red de salvataje ante salarios consumidos por las deudas. Hoy tienen todos sus ingresos blanqueados y con un volumen digno que la función y el compromiso merecían.

Hoy es frecuente conocer procedimientos en los que la Policía arriba al lugar de los hechos en tiempo récord (promedialmente, 3 a 5 minutos), generando enfrentamientos con los delincuentes, tal cual advirtieron muchas veces las autoridades iba a suceder.

Hoy se cuenta con una red de videovigilancia que disuade y previene pero que también aporta pruebas; esa pieza fundamental de la mejor “represión” policial al decir del “primer policía”: “la mejor represión policial es aportar pruebas a la Justicia para que los delincuentes sean procesados por la comisión de los delitos”.

Cuestión de tiempo

Cada vez más frecuente es la captura de delincuentes en la escena de los hechos, dando cuenta de una experiencia adquirida en estos últimos años de parte de una fuerza que empieza a hacer caudal de las nuevas tecnologías y sus bondades. Diariamente se dan cuenta procedimientos en los que estos “nuevos policías” arriesgan su vida para combatir la delincuencia y asegurar la pacífica convivencia de los ciudadanos  uruguayos. 

Una flota vehicular renovada periódicamente, son otras de las razones que dan mérito al trabajo policial, junto a la capacitación permanente y el compromiso de estos nuevos policías que honran su uniforme cada día. 

Los resultados comienzan a verse, la respuesta policial es inmediata contando -cada vez más- con la participación ciudadana, esa que recupera la confianza en la institución policial.

El Nuevo Policía es el que cumple su función en clave de derechos humanos, el que tiene al ciudadano como su principal objetivo a defender, el que ofrenda su vida al servicio de la convivencia y el cumplimiento de la ley. El que hace honor a su uniforme cada día, el que tiene un código de ética que le rige, el que respeta e infunde respeto, ganado por su trabajo diario.

Los hombres pasan y las instituciones quedan, expresa una máxima popular. Es verdad, las instituciones quedan, pero en ellas también quedan grabadas las enseñanzas que dejan los hombres que pasan por ellas. Esta institución policial de hoy se rige por otras reglas y cuenta con “espejos” como el de su “primer policía”.

Pasará el tiempo, no sé cuánto, pero llegará el día en que tendrán su reconocimiento al mejor legado brindado a una institución policial que ya no soportaba más abandonos...



el hombre se sacó el sombrero,
el perro ensayó una venia con su pata...

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