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miércoles, 28 de octubre de 2015

Seguridad, compromiso de TODOS

En jurisdicción de la Secc. 28ª del paraje Colonia Nicolich, se produjo un hurto de armas de un negocio que hace de esos productos su principal rubro. Hasta ahí cualquier desprevenido podría decir que se trató de una perla más en la triste realidad que nos impacta cada día. Lo distinto -y más preocupante- es que ese caso dejó al desnudo la irresponsabilidad que le cupo al propietario que contaba con su sistema de alarmas inoperativo. Más allá de los controles que competen a la autoridad reguladora, el control omnipresente es imposible, el mantenimiento de los sistemas de seguridad es absoluta responsabilidad de su dueño, y si ello tiene implícito el resguardo de insumos de alta peligrosidad como son las armas de fuego, el compromiso es aún mayor. La seguridad es un compromiso de todos y no solo un tema policial.

Con todos y para todos

Al ministro Bonomi le interpelan, en cada oportunidad que pueden, acerca del compromiso asumido en campaña sobre la baja de los hurtos y las rapiñas. Un guarismo del 30% que prometió el hoy Presidente de la República y al que el Ministro apuesta llegar al cierre de este quinquenio, tal cual lo prometido. 

Sin embargo, la oposición no pierde ocasión para presionar y reclamar esa baja desde ahora, cuando el propio Bonomi ha repetido hasta el hartazgo que los cambios se darán en la medida que se concreten los cambios proyectados en este segundo presupuesto que lo tiene como protagonista al frente de la cartera de interior. Sin aventurar una fecha, la responsabilidad como Ministro le llevó a responder -cada vez- que ello se daría tal cual lo prometido y que para ello trabajará cada minuto de su gestión.

Pero el tema es tentador para una oposición miope que solo atina a ver su parcela electoral y defiende su fundo a cualquier precio, olvidando que también son parte de lo que se logre en razón de haber compartido y acuñado un acuerdo multipartidario que Bonomi y su equipo supieron cumplir haciendo base fundamental de su gestión. 

Entonces, si no se reconocen autores de aquel acuerdo, si no se reconocen como parte del problema y exigen resultados como si fueran ajenos a todo, tenemos un problema. También tenemos un problema si no entienden la seguridad como un compromiso de todos y lo circunscriben a un problema policial. Tenemos problemas si reconocen la gestión policial separada de la de un Ministro como si aquella fuera un ente autónomo e independiente que actúa a su criterio sin rendirle cuentas a nadie y menos al Ministro del Interior.

Circunscribir la gestión de Bonomi a su actuación individual separada de la fuerza que comanda no solo es subestimarlo, es no entender nada de nada de la gestión de una cartera como el Ministerio del Interior. Hoy la Policía es lo que es y funciona, (como demuestran datos objetivos de procesamientos y respuesta), porque hubo alguien que timoneó reformas y tomó decisiones acertadas y correctas, al frente de la cartera. 

No vamos a reiterar todo lo que se logró, porque sería redundante, pero sí hay que seguir repitiendo algo que parecen no entender muchos: sin la participación de la ciudadanía no hay seguridad posible.

A poco de iniciar su primera gestión al frente de la cartera (2010), Bonomi visitó otras realidades mundiales en busca del mejor modelo penitenciario para recoger experiencias internacionales que sirvieran al nuevo modelo que había que instalar en Uruguay. En ese viaje le acompañaron asesores entre los que estuvo la hoy ministra de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, Arq. Eneida De León. En oportunidad de visitar EEUU, mantuvieron reuniones con altos mandos policiales de la sociedad más tecnologizada del mundo, sin dudas.  En un breve diálogo, la hoy Ministra preguntó cuáles eran los tres o cuatro elementos principales de la seguridad en ese país. La respuesta fue contundente: “se resumen en uno solo: sin participación ciudadana no hay seguridad posible”.

Esa sentencia, tan simple y tan contundente, fue la comprobación inequívoca de una forma de encarar el problema de la seguridad en cualquier lugar del mundo. Precisamente un concepto vertido por un referente de la que debe ser una de las Policías más modernas del planeta y que basa todos sus resultados, no ya en las tecnologías ni en el profesionalismo de sus miembros exclusivamente, sino en un componente al que cualquier sociedad puede acceder sin necesidad de mayores recursos: la participación ciudadana.

Hasta el hartazgo se ha encargado Bonomi de repetir esa anécdota y la enseñanza que sacó de ella, pero sus palabras cayeron en saco roto siempre para una oposición más preocupada de hacer ruido que de aportar soluciones.

Esa participación ciudadana no es -nunca lo fue- la sustitución de la actuación policial por parte de la ciudadanía, sino una participación necesaria como puede ser -y lo es- la denuncia, la notitia criminis. Esa información resulta imprescindible a la hora de mejorar la labor policial, por cuanto esta no tiene omnipresencia garantizada nunca. 

La Policía podrá prevenir, podrá disuadir, podrá reprimir, pero el delito cero no podrá asegurarlo nunca; allí es cuando se hace imprescindible la acción ciudadana. Algo tan simple como el mantener en estado operativo un sistema de alarma en un negocio en el que su mercadería lo convierte en un potencial objetivo para la delincuencia, como el caso de ese armero del paraje Colonia Nicolich. 

Pretender que la Policía resuelva todo el problema de la seguridad es desconocer del tema y atentar contra su pretendida solución. Todos y cada uno de nosotros, en tanto parte de una sociedad organizada, debemos asumir responsablemente la cuota parte que nos corresponda para contribuir a mejorar ese tema que nos preocupa a todos los uruguayos.

Denunciar siempre, cuidarnos entre todos, mejorar los niveles de convivencia, ser solidarios, respetar las normas, rescatar los valores ciudadanos, son solo algunos aspectos de esa participación necesaria para que una sociedad mute sus hábitos negativos y recupere confianza.

La seguridad es un compromiso de todos, es para todos y nos necesita a todos... 



el hombre levantó la mano,
el perro se sumó con un ladrido...

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