Una treintena de gurises ingresaron para quedarse en un edificio público; ya no eran los liceos el objetivo, esta vez iban por más. No midieron las consecuencias de esa decisión, por lo menos no lo hicieron ellos, los titulares de un derecho inalienable como el de defender -con la pasión que la juventud otorga- el legítimo reclamo de defender su educación pujando por un mejor presupuesto. Hasta ahí nadie podría reprocharles la intención. Sin embargo el paso dado fue arriesgado y -a mi juicio- equivocado, porque no solo comprometieron la legitimidad de su reclamo sino que alteraron el normal funcionamiento de otros organismos que nada tienen que ver con su plataforma reivindicativa. Organismos a los que se les impidió su normal funcionamiento al punto de la paralización de servicios con consecuencias negativas para mucha gente.
Bajo fuego amigo
El frío intenso de la tarde noche del martes invitaba a acompañarse de un abrigo grueso y bufandas. Al parecer muchos de los que se agolpaban en las afueras del edificio sede del CODICEN tenían la misma sensación térmica, abundando las bufandas y pañuelos sobre muchos de los rostros que allí estaban presentes.
La indumentaria era una constante que se repetía en muchos, también la actitud -desafiante y envalentonada- de quienes predecían incidentes denunciando como responsables a las autoridades allí presentes. Esa impronta -por momentos muy agresiva- era una señal de que aquello no iba a terminar bien.
Las instancias de negociación se fueron dando desde el propio viernes que comenzó la ocupación. El fin de semana pasó sin mayores avances, y siguieron el lunes con la promesa permanente del cese de la ocupación, promesa que fue dilatándose hasta perder credibilidad en los negociadores.
El martes sería el día clave, las instancias fueron sucediéndose hasta llegar al punto de acuerdo en que se liberarían los accesos a las oficinas de los organismos que comparten el edificio con el CODICEN (objetivo principal de aquella movida joven). Sin embargo, esa promesa naufragó en las idas y venidas que fueron contempladas y padecidas por uno de los miembros de la INDDHH, el Dr. Juan Faropa. El descreimiento de una sincera intención negociadora fue ganando la voluntad de todos los presentes, menos de los que agitaban y partían baldosas en la puerta sobre Avda. Libertador.
Un abogado iba y venía desde el edificio con la voz de los ocupantes trayendo pedidos de prórroga porque “estaban resolviendo en asamblea” mientras la incredulidad ganaba el ánimo de las autoridades allí presentes (incluido el propio Faropa).
Pasadas largamente las 21:00 horas, agotadas todas las vías de negociación impulsadas, se dió cumplimiento a la medida administrativa que amparaba el desalojo de un edificio público (Dec. 354/2010), con la intención de liberar el acceso a las oficinas aledañas al CODICEN. Empero, al ingresar un equipo del GRT de la Jefatura de Montevideo, los estudiantes abandonaron la ocupación y salieron rápidamente del edificio sin que se registraran incidentes con los uniformados. De ese modo se dio fin a la ocupación pero fue el principio de los incidentes que se instalarían en las afueras del recinto, más precisamente sobre la puerta de ingreso en Avda. Libertador, extendiéndose luego a la calle Colonia y la Plaza Fabini.
Lo demás es harto conocido y las imágenes -tanto las del circuito público de videovigilancia del Ministerio del Interior como las de los medios de prensa allí presentes- dan cuenta de quién lanzó la primera piedra. Al punto que las mismas registran casos de agresiones producidas por los mismos manifestantes contra otros manifestantes que recibían aquel “fuego amigo” y padecieron sendas heridas que pretendieron atribuir a las fuerzas del orden.
No pretendo afirmar que no hubo exceso policial, que alguno pudo verse al igual que la contención de otros uniformados que llevaban al redil al que se salía del procedimiento. Igualmente el grupo de intervención debió soportar varios minutos bajo una intensa lluvia de piedras, fierros, y cualquier objeto contundente que sirviera como proyectil. Hay registros fílmicos que dan cuenta de la pasividad con que aguantó un grupo de profesionales que no fueron a reprimir como consigna pero que debieron restablecer el orden como deber.
Varios días después, uno de los ocupantes fue entrevistado* por Emiliano Cotelo, dejando en evidencia la ignorancia con la que asumieron la ocupación. Casi al inicio de la entrevista, el estudiante argumentó el respaldo “legal” de la medida en el Dec. 354/2010, que precisamente establece la prohibición de las ocupaciones de edificios públicos y no su respaldo. Cuando el entrevistador le interrogó sobre los presuntos golpes que recibió en el desalojo de las oficinas del CODICEN, entró en vacilaciones que hicieron dudar al periodista sobre la veracidad de la versión de los estudiantes que desmintieron al ministro Bonomi.
Todos los detenidos fueron mayores de edad, (alguno con graves antecedentes penales); entre los lesionados se menciona uno con fractura de cráneo, con la paradójica evidencia de las imágenes (tanto del Ministerio como de los medios de prensa), que muestran cómo algunos manifestantes son impactados por proyectiles lanzados por compañeros suyos. Por otra parte, las imágenes recabadas por la Policía Científica, dan cuenta del estado en que mantuvieron un local que debieron haber preservado con otra responsabilidad que les hubiera dado crédito a su reclamo.
Particularmente pienso que fueron manipulados por determinados colectivos que hace tiempo vienen aprovechando cuanta manifestación pueden para intervenir y desvirtuar legítimos reclamos que terminan opacados por la violencia y el descontrol. Cuanto peor mejor es su consigna, no la de los estudiantes, que intentaron llamar la atención con una medida que se les fue de las manos.
Fue una ocupación indebida, que nos dejó a todos preocupados. Ojalá pronto llegue la calma y la reflexión positiva que devuelva racionalidad a un conflicto que solo sirve a los provocadores, que buscan estar peor para sentirse mejor ellos solamente... porque los demás, perdemos todos.
Fue una ocupación indebida, que nos dejó a todos preocupados. Ojalá pronto llegue la calma y la reflexión positiva que devuelva racionalidad a un conflicto que solo sirve a los provocadores, que buscan estar peor para sentirse mejor ellos solamente... porque los demás, perdemos todos.
*:http://www.enperspectiva.net/en-perspectiva-radio/entrevistas/estudiante-dice-que-gracias-a-acciones-de-suatt-y-plenaria-se-logro-que-liceales-mas-chicos-salieran-ilesos-de-la-desocupacion/
el hombre soltó la piedra,
el perro gruñía su protesta...
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