Me crié en dictadura, junto a mi generación nacimos tarde a la vida política. La censura y los comunicados de las Fuerzas Conjuntas eran cosa de casi todos los días. Me crié haciendo largas colas esperando el camión cisterna de ANCAP con el keroseno para aquella vieja estufa Solmatic de rulos y el brillante Primus con que mi vieja cocinaba los alimentos. Me crié escuchando hablar de carestías, de vedas, de escasez. Me crié con mi familia ganando salarios de hambre, viviendo en un apartamento de un dormitorio donde nos arreglábamos como podíamos cuatro personas. Me crié con mi viejo sufriendo la huelga general, mi vieja cosiendo para afuera y viendo la heladera vacía un día sí y otro también, pero con el orgullo de poder decir que nunca nos faltó un plato de comida en la mesa. Me crié escuchando de ajustes fiscales, de acuerdos con el FMI, siempre ajustando para abajo y hasta donde el cinturón alcanzare. Por aquellos tiempos no había derecho al pataleo, en realidad no había derecho. Me crié viendo a compañeros caer en las razzias sin razón, me crié sin poder dejarme el pelo largo a riesgo que me rapara la Policía. Me crié sin derecho a olvidarme la constancia laboral, a riesgo de terminar preso... Pero un día llegó la democracia. Como pudimos nos la fuimos arreglando y ganando espacios en una forma de gobierno que nació renga pero que fue mejorando su andar sobre la marcha. Y con ella fue creciendo la herramienta del cambio, aquella “fuerza constructora. Obreros de la construcción de la patria del futuro que soñamos...” al decir del Gral. Seregni en sus primeras palabras tras ser liberado. Pasó el tiempo, pasaron gobiernos de colorados y blancos, y aquella fuerza siguió acumulando para hacer posible el sueño de llegar al gobierno. No hubieron tanques rusos, no se llevaron a los niños del país. Pasaron crisis internacionales y lejos de achicarnos, crecimos. Sorteamos el primer gobierno con nota, lejos de la recesión y con crecimiento acumulado. Vino el segundo gobierno y con Pepe obtuvimos destaque internacional y seguimos creciendo. Hoy nos enfrentamos a un nuevo desafío, el de profundizar los cambios sin dejar se perder la identidad propia de aquella “fuerza constructora” de una patria que empieza a sentir como real ese futuro que soñamos.
Espacio de notas de opinión escritas por su autor Fernando Gil Díaz - "El Perro Gil"
martes, 7 de julio de 2015
lunes, 29 de junio de 2015
Como volverlo a ver...
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Agustín Juncal y el Perro Gil |
sábado, 20 de junio de 2015
Soy Gil
Pero no hago giladas...
Antes no le llamaban “bullyng”
Si habré padecido bromas, algunas sanas y otras de mal gusto, a lo largo de mi más de medio siglo recorrido. Entonces no existía el “bullyng”, pero se lo practicaba sin asco. Claro que estábamos blindados por una familia que si algo nos enseñó siempre fue a ser honestos y orgullosos de nuestro linaje, haciendo que aquellas bromas u ofensas, cayeran en saco roto siempre. Jamás sufrí por esa circunstancia, menos la sufriré hoy con el cuero ya curtido y habiendo doblado el codo de la vida.
sábado, 13 de junio de 2015
Maldito rating
El
teléfono no paró de sonar. La noticia fue un disparador
incontenible. La confirmación no era indispensable, podía esperar
para después. No importaba la investigación policial, ni la reserva
pautada por los investigadores que puso resguardo a un complejo caso.
Lo importante era ganar ahora, ya, sin demora. A cualquier precio, no
importa nada, solo tener la primicia. Es el minuto a minuto el que
manda. Solo importa ser el primero, tener la efímera gloria de ser
tendencia aunque más no fuera por unos minutos. No importa si lo que
se dice frustra una investigación, si la primicia cuesta dejar sin
castigo a algún culpable, no importa nada, solo la gloria de ser los
dueños de las redes y esa gloria instantánea que durará menos que
un suspiro. Es el minuto a minuto que vino para terminar de
demostrarnos que mal estamos como sociedad, que mal estamos y cuán
egoístas somos. Lo dicho, maldito rating...
jueves, 11 de junio de 2015
Un grito de silencio
Estaban presentes, aunque habían partido hace tiempo. Su presencia flotaba en el ex-local del BPS donde funciona el colectivo de ASFAVIDE. Allí estaban, acompañados por los familiares, esos que no se resignan y siguen buscando la verdad, una verdad que alivie el dolor por tanta ausencia. Era imposible resistirles la mirada, los ojos fijos, vidriosos por la emoción y las lágrimas contenidas, hacían imposible cualquier intento. El silencio se convirtió en un grito que se hizo sentir con fuerza. Era el imperio del amor por sobre el odio y la venganza. Era un grito por verdad y justicia dicho sin palabras...
martes, 2 de junio de 2015
Promover la convivencia
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Sebastián Matschulat, un virtuoso Pelota al Medio |
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