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domingo, 19 de febrero de 2017

Festejo pírrico



Fue la octava interpelación al ministro Bonomi; y fue la octava vez en que este inundaría el hemiciclo parlamentario de la cámara de representantes con un caudal informativo digno de elogio por críticos de siempre que esta vez admitieron la contundencia del relato y la capacidad de análisis del Ministro más cuestionado del Gobierno. Es que si algo distingue a Bonomi es precisamente eso, aprovechar las instancias de concurrir al Parlamento para nutrir de información relevante para muchos menos para quienes alzaron su mano para votar en contra de una moción satisfactoria por primera vez en 12 años. Claro que tampoco usaron sus manos para redactar una moción contraria, sino que se sumaron a la de un diputado del FA que se declaró independiente, para con ello hacer creer que volvían a ser mayoría. Fue una “victoria pírrica”, donde otra vez desperdiciaron la oportunidad de sumarse a los cambios que provocaron la baja de los delitos que más atormentan a la sociedad uruguaya junto con el inicio de un camino cierto y seguro hacia la erradicación de la violencia en los escenarios deportivos. 

miércoles, 8 de febrero de 2017

La madre que nos parió

Uruguay tuvo un enero de 2017 con desgraciados casos de violencia de género donde los femicidios ocuparon las primeras planas de los medios de prensa. Uno de ellos tuvo como protagonista a un Policía que lejos de honrar su uniforme mancilló al género masculino todo con una muerte que pudo evitarse de haberse aplicado un protocolo vigente. No fue la única, pues parece que cuando ocurre un caso enseguida le sigue otro como una especie de efecto contagio que lo único que deja en evidencia es lo mal que estamos como sociedad. Venimos a la vida de las entrañas de una mujer, ¿cómo podemos olvidarnos de eso? Olvidarnos de la madre que nos parió...

martes, 10 de enero de 2017

Gataflorismo: una forma de hacer política

El año 2016 cerró a la baja en las cifras de los delitos que más atormentan a los uruguayos, como es el caso de los homicidios y las rapiñas. Datos que ya había adelantado Bonomi en ocasión del 187º Aniversario de la Policía Nacional, y que fueran ratificados ahora con el informe primario del Observatorio Nacional sobre Violencia y Criminalidad del Ministerio del Interior. Efectivamente, bajaron los homicidios (9,6%) y también las rapiñas (3,7%), a nivel nacional. También bajaron el resto de los delitos violentos, mostrando -por primera vez- una consolidada tendencia a la baja. Una consecuencia que tiene, entre sus principales causas, la reformulación de viejas estructuras y la renovación de las herramientas de la Policía Nacional. A pesar de ello, y lejos de compartir la buena nueva, los militantes del movimiento “gataflorista” baten palmas y alientan a la desconfianza de las cifras aportadas. Las mismas cifras que dan por buenas cuando son al alza en esos delitos. Los “gatafloristas” viven y luchan, y muestran una forma de hacer política...

miércoles, 28 de diciembre de 2016

Sin pena y (mucho menos) sin gloria


Paradoja!! Gritaba y hacía sonar una corneta para luego deslizar su mordaz anuncio de aquellas inconsistencias ostensibles del gobierno en la campaña del año 1989. Así se presentaba “el corto” Buscaglia en aquella recordada campaña publicitaria. La paradoja expresa una contradicción a la lógica o el sentido común de aquellos actos que contradicen la premisa que se trate pero que igualmente se producen a pesar de ello. Eso parece ser esta muerte, (esperada), del último dictador uruguayo, pues se muere justo un 28 de diciembre, día de los santos inocentes. Eso sí, muere sin pena (para muchos) y sin gloria (para más que muchos)...

miércoles, 21 de diciembre de 2016

Cuestiones de comunicación

Una nota publicada en El Observador el pasado domingo 18 de diciembre, puso énfasis en cuestionamientos a la comunicación institucional referida -especialmente- al rol que la Secretaría de Comunicación de Presidencia de la República viene desempeñando. Un cuestionamiento que se concentra en el papel que juega una oficina creada desde el Poder Ejecutivo para informar sobre la gestión de gobierno y sus actores, a quienes “Juan Pueblo” les paga sus salarios… como también se los paga a los legisladores, quienes hacen uso y abuso -muchas veces- de sus prerrogativas para comunicar y criticar lo que hace o deja de hacer el Gobierno. Cuestionamientos -estos últimos- que no se hicieron eco del articulista.

Deber de informar

Se podrá estar de acuerdo o no con lo que hace o deja de hacer el Gobierno, pero informar sobre su gestión no es un derecho, es una obligación. Está obligado a informar en qué gasta los recursos de todos los uruguayos -los que lo votaron y los que no- porque solo así es posible conocer el rumbo y poder incidir desde la opinión pública.

Esto último -la incidencia de la opinión pública- va dicho especialmente para un gobierno (el tercero) de una fuerza que siempre tuvo disponible la “marcha atrás”. Porque de eso se trata también gobernar, de escuchar al pueblo y corregir cuando toma decisiones cuestionadas por el soberano que lo puso en el poder. No hay expresión más pura de la democracia que ese ejercicio cívico de reconocer y corregir desde el poder cuando una dirección no es la que el pueblo eligió. Varios ejemplos hay de los tres gobiernos del FA en ese sentido.

Ahora bien, cuando el Gobierno informa debe -indefectiblemente- hacerlo a través de actores principales que son aquellos quienes ejecutan su mandato y efectivizan, en obras, la obligación asumida en la campaña electoral y comprometida en el programa de gobierno. Administrar los recursos para aplicar el programa que eligió el soberano hacen parte de ese trabajo que deben llevar adelante esos actores que serán protagonistas principales de la noticia oficial.

Es imposible ocultar el dato si ese dato es relevante a los efectos de dar la otra campana, más aún cuando no existe un órgano de prensa oficialista. ¿Cómo hacer, entonces, para informar los hechos desde la óptica de quien ejecuta el gasto y lleva adelante la gestión? ¿Debe acudirse entonces al informe que hagan otros actores, incluso políticos, pero despojados de la oficialidad de una Secretaría de Comunicación Institucional como la de Presidencia?

Las respuestas pueden ser varias y todas teñidas de subjetivismo según quien las brinde. Es tan válida la información de la oficina gubernamental con los testimonios de los actores de gobierno, como los que emita la oposición desde las investiduras -tan oficiales como la de la oficina- que ostente quien las de.

Ahora bien, en la nota en cuestión, (ya que de cuestionamientos se habla), se deslizan varias preguntas -entre ellas- la que se interroga sobre “¿Cuál debería ser el rol del aparato de comunicación del gobierno? ¿Cuál es la frontera entre la comunicación institucional y la comunicación partidaria desde el gobierno? ¿Cuáles son los límites que la Secretaría de Comunicación de Presidencia debería tener en cuenta a la hora de producir y publicar "noticias"?”

Planteadas así, la respuesta parece hasta obvia por cuanto no se trata de respuestas partidarias, aunque sus protagonistas sean miembros de un partido político. No responden en función de ello sino desde la investidura de gobierno que representan, aunque traten temas que rocen lo partidario. Los ejemplos expuestos son claros al respecto, y evitar cualquier referencia hubiera sido imperdonable en honor a la verdad que persigue toda información que se precie de tal.

Decir que un miembro de una barra brava integró las listas de tal o cual partido es un hecho objetivo, comprobable y -además- un dato público que luce en el registro de la Corte Electoral. Por si no bastare, se hizo público en medio de una interpelación a un Ministro de Estado. Recogerlo, por la oficina de prensa de Presidencia, no hace otra cosa que generar información de un actor principal del Ejecutivo que hizo referencia a esos hechos. ¿Por qué debería omitir esa información? ¿Un periodista -y los funcionarios de dicha Secretaría lo son- debe omitir el dato y censurarse no dando información que puede ser relevante para la ciudadanía?

El Uruguay de hoy está inmerso en una carrera electoral que se manifiesta todos los días a través de los medios de prensa que tienen un sesgo claramente opositor al Gobierno. No lo disimulan, sus espacios editoriales lo ratifican sin pudor y está bien que lo hagan, eso es parte del sistema democrático y del pleno ejercicio de la libertad de expresión. 

Como también es parte del sistema democrático de gobierno y del goce pleno a esa libertad de expresión que cada legislador -titular de un puesto público pagado por todos los uruguayos al igual que los miembros de la Secretaría de Comunicación de Presidencia- hagan uso pleno de ese derecho, emitiendo sus opiniones con absoluta independencia y libertad. Derecho que no puede ni debe ejercerse parcialmente como parece deslizar el articulista con sus interrogantes, pues eso sería absolutamente desigual.

Tengo claro que es un tema discutible, pero entendía pertinente hacer esta digresión por cuanto creo injusta la crítica hacia una agencia oficial de noticias que tiene el legítimo derecho de informar como lo hace -también legítimamente- cualquier medio de prensa. 

Salvo que se entienda que los medios de prensa son parte de un ente superior que goza del criterio divino y exclusivo de informar a todos los uruguayos. 



el hombre probaba la balanza
otro fiel hacía de perro...

viernes, 16 de diciembre de 2016

Al Maestro Raúl Legnani


Era un frecuente asistente a ese rincón de la esquina de Garibaldi y Bvar. Artigas; antes mucho más que ahora en que su rol en el diario La República y en la 1410 AM Libre había cambiado. Algún editorial cada tanto para el diario mientras que en la radio ya le habían comunicado el fin de sus servicios. Era “el Chancho” para los más conocidos, y era “el Maestro” para quienes lo conocimos hace algunos pocos años pero supimos recibir de él un reconocimiento y el impulso que nos puso a escribir. Se fue Raúl Legnani, un señor del periodismo uruguayo, se fue en silencio pero nos dejó un montón de letras para que las pongamos en fila y aparezcan, una vez más, en aquella nota que aún falta escribir… “Salú”, Maestro!!