Me llamo Uruguay y quería pedirte para esta Navidad que me traigas un poco más de convivencia, (la última que nos trajiste se está poniendo vieja y precisamos algo con más onda, viste). Es lo que falta para terminar de una vez por todas con la ajenidad que todavía nos aqueja y nos impide juntarnos como antes para sentirnos fuertes y seguros. (Ojo te pido convivencia, algo consistente y permanente, no marchas pasajeras que hacen bulla y no dejan nada).
También quería pedirte un poco más de confianza y paciencia, no nos estamos dando el tiempo para ver el fruto del esfuerzo y eso se nota. Si podés traeme también unas cuantas dosis de sentido común, y algo que pueda contrarrestar los efectos nocivos de una (cada vez más frecuente) intolerancia entre quienes vivimos en este “barrio” al sur del hemisferio.
También traeme actitud, se precisa y mucha para vencer los miedos, el “no te metás”, las avivadas y malas costumbres que nos impiden dar el salto que hace tiempo venimos preparando y no nos animamos a dar. Necesito urgente que me cumplas con este pedido porque ya no me banco –y me voy a perder la oportunidad histórica que tengo- seguir esperando y perdiendo tiempo que me va a faltar para poder estar a la altura y competir en este mundo de hoy.
En algo ya te adelantaste y al Bicho Bonomi le mandaste los patrulleros, las motos y los equipos de comunicación para terminar con los reclamos de la gente y –fundamentalmente- con las excusas a la hora de pedir servicios policiales. Aquello de que “no tenemos móviles” no corre más, gracias, mil gracias, a tu servicio de entrega por adelantado.
Si podés manda también un poco de humildad. Nos estamos olvidando que, no hace mucho tiempo, no le ganábamos a nadie en el fútbol, y en cambio ahora (Campeones de América y cuartos en el mundo), nos creemos superiores en todo. Seguramente sea esa una de las razones que impide a los gremios dejar de lado el corporativismo y pensar en la gente que es la que sufre siempre las consecuencias. Está bien que defiendan sus derechos, pero que no se olviden de la gente. La misma gente que sufrió durante la peor crisis que vivimos hace muy poco y de la que hicieron mutis algunos gremios mientras se vaciaban bancos.
Además preciso sabiduría, solamente la necesaria, para que entendamos de una vez por todas que en este barco estamos todos juntos. Mandame entonces muchos sobrecitos para que la educación encuentre el rumbo, porque me va la vida en ese punto. Quiero volver a tener orientales ilustrados (porque valientes sigo teniendo, conste).
A propósito, si te quedan, mandá pastillas para la memoria. Porque muchos –durante mucho tiempo- nos dijeron que acá habíamos vivido una “dictablanda” y hace muy poquito quedó de manifiesto que fue una “dictadura” con los mismos signos de crueldad y barbarie que las demás del continente y del mundo.
Y para ir cerrando esta cartita, querido Papá Noel, te pido un último gesto.
Necesito saber dónde están. Viene siendo hora ya que le digan a las familias donde están sus (nuestros) desaparecidos. El tiempo cura las heridas pero esta cicatriz solo la podrá disimular la verdad. Así, entonces, como último pedido te pido verdad... porque la justicia tarda pero llega, algún día llega y llega.
Gracias.”
Uruguay
P.S.: si podés, cambiá el atuendo, estoy podrido de verte vestido como una botella de Coca Cola, por lo menos ponete algo celeste, ¿‘ta?
el hombre seguía su ruta por internet,
el perro esperaba el momento para mearle el trineo
el perro esperaba el momento para mearle el trineo
Que Papa noel traiga todo esto pronto,te diria que es una urgencia.-Me gusta mucho lo de la memoria porque acá parece que ya no existe.-.
ResponderEliminarEspero que Papá Noel traiga todo lo que Uruguay pide y que cuando esto suceda, haya muchos brazos dispuestos a abrir los regalos, que los disfruten en comunidad, que haya más actores que espectadores, menos cómodos...porque quedarse sentado, está "de menos"!!
ResponderEliminarSalú, compañero.