El caso Orsi se derrumbó finalmente con la mediática confesión de sus promotoras, aunque el daño ya se consumó. Porque nadie podrá devolverle a Yamandú y a su familia, los momentos de angustia vividos ante una calumnia de la calaña que supieron pergeñar sus impulsoras. Aunque todavía resta mucho por conocerse; flota en el ambiente político y judicial la cuasi certeza de que atrás de estas protagonistas hay un director que orquestó y financió la maniobra. La democracia uruguaya hacía rato que venía dando señales negativas de estar tomando un rumbo turbio al que esta trama le agregó un matiz al que no estábamos acostumbrados los uruguayos. Pero, así como la corrupción no era un tema exclusivo de los argentinos, tampoco lo es este tipo de operaciones enchastre donde todo vale a la hora de derribar a un firme candidato a dirigir los destinos del país. El paso en falso tuvo como protagonista de turno a un autoproclamado “influencer” que no escatimó formas ni recursos para llevar a la política uruguaya al peor terreno posible, pero la culpa no es del chancho sino del que le rascó el lomo durante tanto tiempo…