Mientras los indicadores económicos empiezan a dar señales preocupantes y la pandemia sigue el mismo camino con brotes y rebrotes por varios puntos del país, un Ministro es poseído por el espíritu del tristemente célebre “Chicho” de Decalegrón y nos sorprende con una iniciativa digna de aquel personaje nefasto con el que un inolvidable Enrique Almada mantenía un diálogo imposible a través de una puerta tras la cual se paseaba el personaje que simbolizaba al gobierno de facto: el Chicho. Ese que tenía ideas como las anunciadas. En verdad, trasladar el pago de las licencias generadas en 2019 para el 2021 no es otra cosa que patear la pelota para adelante sin resolver el problema de fondo. Algo así como postergar los efectos –que vendrán de forma inevitable- para un tiempo donde se espera mejore la economía, en lo que constituye más una expresión de deseo que un pronóstico económico esperable. Lo cierto es que el ingenio les vuela y la capacidad de asombro no tiene límites, por ello es que se me representó aquel sketch y la voz de Almada cerrando el mismo: “Chicho, vos sí que tenés recursos!!”…Fuente imagen: Bendita TV
Señales económicas
El 2019 cerró un escenario donde la economía venía con señales de desaceleración, con indicadores que se fueron desplomando paulatinamente con el tiempo (aunque no llegaron a concretar un escenario de recesión), la llegada del COVID–19 terminó de dar el tiro de gracia. En efecto, la pandemia terminó de consumir el margen de crecimiento que acumuló el país durante el ciclo progresista. El parate mundial congeló las economías del mundo y con ello las consecuencias no demoraron en hacerse sentir, con el cierre de mercados y todo lo que ello trajo aparejado.
De todos modos, y a pesar de ser un país privilegiado en cuanto a los efectos directos que produjo el virus en nuestro país, las decisiones económicas del nuevo gobierno no acompañaron los consejos de organismos internacionales ni de los países desarrollados que sugerían mantener el gasto público en niveles que permitieran sostener aquellos sectores más afectados por la crisis. Lejos de ello, Uruguay fue -y es- de los países que menos puntos de su PIB invirtieron e invierte en atender a los sectores más golpeados por la pandemia. Una decisión que llamó la atención de la CEPAL que en su informe ubicó a Uruguay en el último lugar de un ranking de países según el gasto destinado para combatir la pandemia.
“Las cifras son lo que son”, respondió la mexicana Alicia Bárcena al cuestionamiento que hiciera el Presidente Lacalle Pou al informe producido por la CEPAL. Un análisis confeccionado con “cifras oficiales” como reafirmó la Presidenta del organismo y por el cual Uruguay destinó un 0,7% de su PIB al combate de la pandemia.
De todos modos, la fortaleza uruguaya estuvo en "la temprana conformación de un Grupo Asesor Científico Honorario", "la implementación de una normativa especial para flexibilizar las condiciones de acceso" al seguro de paro, "la duplicación de los montos mensuales" tanto de las Asignaciones Familiares - Plan Equidad y la Tarjeta Uruguay Social y la incorporación temporal de "nuevos beneficiaros de la protección social a través de la implementación de una canasta de emergencia alimentaria", según el informe recogido por el diario El País.
El mismo informe que también destacaba “que Uruguay cuenta con un sistema de protección social fuerte” así como con "un programa de seguro de desempleo de larga data"; “una buena cobertura dados los niveles moderados de informalidad entre los asalariados privados -alrededor de 13%, la cifra más baja en la comparación regional-", lo que "ha sido un pilar fundamental de la respuesta uruguaya frente a la crisis".
"Las fortalezas del sistema de protección social uruguayo se traducen, entre otras cosas, en una cobertura universal en materia de salud y en un gasto corriente total en salud como porcentaje del PIB superior al de prácticamente todos los países de la región". (El País, 26/8/2020)
De todos modos, así planteado el escenario uruguayo sirvió de ejemplo para la región y el mundo que empezaba a vernos como un caso a seguir de cerca para poder descifrar las razones de su situación de privilegio y encontrar la respuesta a una pandemia que puso en jaque al mundo desarrollado.
Tras los pasos del Chicho
Pero lo que sorprendió en estos días –por lo menos a muchos- es que se presente la idea de postergar un derecho laboral como la licencia con un plazo excesivo de dos años respecto a su generación (licencia de 2019 para el 2021).
Una medida inédita e insólita que –se dice por su promotor- está destinada a aquellos “sectores económicamente más afectados”. Sectores que poco solucionarán con medidas de ese tipo ya que no eliminan el problema de fondo sino que lo trasladan para más adelante, suponiendo que la economía mejore. Pero, ¿quién le asegura al beneficiario del derecho postergado que recibirá el mismo llegado el momento?
Me gustaría conocer que opina la central de trabajadores al respecto, porque en tiempos de crisis los hilos siempre terminan cortándose por el lado más fino –los trabajadores- esos que pagan los costos siempre y que ya están (estamos) pagando con pérdida de salario real al que se le sumarían estos insumos diferidos en el tiempo.
Es cierto que en tiempos de crisis hay que agudizar el ingenio para capear los efectos provocados por la falta de inversiones y la parálisis financiera que traen consigo, pero también es cierto que lejos de promover la obra pública (un instrumento que ya fue probado antes como efectivo y dinamizador de la economía interna), el novel gobierno promueve el recorte y ajusta sobre la masa asalariada, sin afectar a los más poderosos.
Las pautas de salario privado y público -y por ende jubilaciones- van a perder salario real por lo tanto esta medida propuesta va en el sentido del sacrificio para los mismos que lo sufren.
El dilema termina siendo puramente ideológico, afectan al salario –ese que creció de forma constante durante el ciclo frenteamplista- como instrumento que permita a los empresarios mejorar sus economías para producir el efecto derrame del que siempre hablan pero que nunca llega.
El Chicho tenía sus recursos pero en estos tiempos de pandemia, en el Uruguay del Siglo XXI le salió un competidor sin votos que se las ingenió para llegar a Ministro.
Eso sí que es tener más recursos que aquel Chicho!!
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