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Tras los incidentes ocurridos en las últimas manifestaciones populares -donde grupos infiltrados torcieron el objetivo de los convocantes- aparecieron denuncias de maltrato policial hacia los detenidos en ocasión de esas manifestaciones. Complementariamente, vecinos de Santa Catalina también hicieron oír su voz en el mismo sentido. Las autoridades tomaron nota de las versiones de prensa que no se acompañaron de la correspondiente denuncia en la mayoría de los casos. Algo debe quedar bien claro: nadie avala los excesos...
Leyendo el último artículo de Hoenir Sarthou (Voces, jueves 12 de setiembre, página 5), no puedo menos que coincidir en casi todo lo que allí expresa. Y digo casi todo porque cuando afirma: “...¿qué pasa con los abusos que ocurren todos los días en barrios alejados de la costa y del poder social? Es simple. No pasa nada. Las víctimas no tienen dónde quejarse...”,- creemos que no le asiste razón.
Existe un lugar donde hacer la queja con garantías para los denunciantes (que pueden hacerlo desde el anonimato). Es el servicio 0800 5000, ampliamente difundido no solo en esta administración sino desde la administración anterior y particularmente durante la gestión de la ex ministra Tourné, cuando desde IMPO se difundió con afiches y roll ups que se instalaron en las cadenas comerciales de todo el país.
Es un canal de fácil acceso -una simple llamada telefónica gratuita- que además es confiable, aunque decirlo desde nuestro lugar resulte fácil. Lo difícil es hacerlo creíble si desde los formadores de opinión no se hacen aportes -necesarios- en el mismo sentido.
Por lo tanto, decir que no hay dónde quejarse es un poco fuerte. Seguramente pueda pensarse que es un servicio prestado por los mismos que abusan y se exceden, pero -y ahí ya entramos a resaltar confirmaciones de esta administración- el servicio del 0800 5000 depende exclusivamente de la Dirección de Asuntos Internos, una repartición que responde directamente al Ministro y que ha dado acabadas muestras de objetividad e imparcialidad haciéndola un auxiliar más que calificado de la Justicia.
Reitero que es válido pensar en la desconfianza que puede generar un servicio prestado por el Ministerio del Interior, pero ahí es donde los formadores de opinión calificados como Sarthou, debieran contribuir para generar esas confianzas que aún faltan para que lejos de ocultarse se denuncien todos los excesos que pudieren cometerse por la fuerza policial.
Y si no alcanza con esa herramienta, está el email. Una simple comunicación escrita -que también puede ser anónima- a la casilla de contacto del Ministerio del Interior, es un disparador para que actúe la Dirección de Asuntos Internos, a quien se deriva directamente toda situación o denuncia de abuso policial.
Debiera entenderse que así como se habla que estamos padeciendo un cambio cultural negativo y que llevará mucho tiempo revertirlo, también debiera comenzarse a hablar de generar un cambio cultural positivo que genere confianzas donde se padecen crisis de ella por parte de una sociedad que acumuló razones para desconfiar, durante mucho tiempo. Pero esa es una tarea a cumplir -desde el lugar que nos toque estar- para gestar el cambio.
Hoy parece ser que lo único reprobable son los “supuestos” excesos policiales a los detenidos en ocasión de la marcha del 24 de agosto, omitiéndose que esos detenidos portaban martillo maceta (para hacerse de piedras en cualquier vereda), piedras, gas pimienta, piñas americanas, cachiporras telescópicas, etc.
Con ese material encima, ¿quién puede afirmar con certeza que concurrían a una manifestación con intenciones pacíficas? ¿Acaso no estuvo bien prevenir antes que lamentarse el día después por los destrozos producidos si no se hubiera procedido a esas detenciones? Los hechos demostrarían -el día después- que la acción preventiva fue acertada, sin que ello signifique un aval en blanco para los supuestos excesos que se denuncian.
Nadie avala los excesos policiales y prueba de ello también lo constituyen los cientos de destituciones anuales (promedialmente vienen siendo unos 300 por año), entre los que destacan en número significativo, malos policías que excediendo su misión cometieron abusos en la función.
Recientemente se divulgó un esfuerzo conjunto con MIDES – INJU y el Ministerio del Interior, en la elaboración de una guía básica para conocer los derechos de los adolescentes que se vieran enfrentados a un procedimiento policial (“Cómo manejarte si te paran”). Seguramente no contemple todos los casos, pero significa un avance sustantivo para dar a conocer los derechos que tienen los gurises cuando se enfrentan a un procedimiento policial. Un ejemplo claro de cuál es el camino a seguir, y que no es precisamente otro que difundir derechos, conocer la ley y aplicarla a todos por igual.
Fomentemos – también- la denuncia, es fundamental para conocer esas realidades que no llegan a saberse si no es por acciones aisladas como la de estos días. Es importante conocer la realidad para poder cambiarla, y si la Justicia no es de fácil acceso para ciertas comunidades, acerquemos la Justicia a los barrios. Y, también, fomentemos la confianza en herramientas como el 0800 5000 (llamada anónima y gratuita).
Y si aún no alcanza, inventemos otras herramientas para que la ciudadanía acceda a denunciar los excesos cuando ocurran.
Y si aún no alcanza, inventemos otras herramientas para que la ciudadanía acceda a denunciar los excesos cuando ocurran.
Cumpliendo con objetivos como esos, podremos decir que hicimos una contribución positiva en el tema.
el hombre discó,
el perro ni ladró...
(pa' no joderle la llamada)
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