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Su rostro transmite serenidad, con un hablar cansino parece revelar un método entrenado de comunicación pero a los pocos minutos de conversación se comprueba que es un estilo natural y propio. Tras la enjuta complexión física se esconde un poderoso filósofo que hace de la innovación su principal herramienta para transgredir la institucionalidad y pujar un método diferente de llamar a conciencia a la ciudadanía. Es Aurelijus Rutenis Antanas Mockus Sivickas, nacido en Bogotá un marzo del año 1952, Magíster en Filosofía de la Universidad Nacional de Colombia, Licenciado en Matemáticas y Filosofía de la Universidad de Dijon, ex Alcalde de Bogotá en dos ocasiones y ex candidato a la Presidencia de la República en los años 2006 y 2010. Regresó al Uruguay a develarnos cómo entendemos y practicamos la convivencia. Es Aurelijus, el distinto...
En el día que fuimos más iguales
No era un día más en su apretada agenda, esa noche, a escasos minutos del encuentro, los uruguayos habíamos avanzado en igualdad aprobando una ley que consagró la tolerancia e igualdad de derechos. A la cita estaban invitados varios legisladores que no disimulaban su satisfacción por la tarea cumplida, y Mockus, emocionado, saludó a cada uno con admiración por el deber cumplido.
En las instalaciones del NH Columbia, compartiríamos una cena con el invitado y su compañero de gira, el también Filósofo de la Universidad de Colombia y miembro del grupo Corpo Visionarios de Colombia, Henry Murraín. Ambos serían los encargados de presentar en el Paraninfo de la UDELAR, los resultados de la Primera Encuesta sobre Cultura Ciudadana y Convivencia en Uruguay.
El invitado no nos era desconocido, pero no por ello dejaba de impactarnos al escucharle, y menos aún dejó de asombrarnos la humildad y tranquilidad que transmite con sus palabras. Es de los pocos políticos que ha innovado en materia de comunicación de ideas con intervenciones ciudadanas que terminan generando una cadena interminable de reacciones que no dejan de asombrar al mundo. Asombro que se da sin perjuicio de la satisfacción de su autor por haberlas logrado.
Uno de sus relatos lo tuvo como protagonista en la Bienal de Alemania, al proponer una singular forma de denunciar las miles de muertes que sufría México (50.000 en cinco años) a manos de la violencia enquistada en su sociedad. Así se propuso que cada ciudadano donara una gota de su sangre por cada vida perdida por la violencia, debiendo dejar la misma en una tarjeta que a la vez recogería un compromiso asumido por el donante. La intervención se denominó "Lazos de sangre" (Blood ties), y si bien las autoridades cancelaron luego la recolección de gotas por un tema de salubridad, no dejó de ser impactante. Por cada compromiso asumido, se accedía al derecho a presionar un botón que elevaba cuatro milímetros una bandera y la constitución mexicana que, de lo contrario, descendía cada vez más por cada víctima fallecida.
Así fueron relatadas algunas de sus intervenciones, ante la atenta mirada de los legisladores Julio Bango, José Bayardi, Daniela Paysée y Anibal Pereyra, entre otros invitados. La admiración es mutua, al decir de Antanas, tras felicitar a los legisladores por lo que habían hecho por Uruguay un rato antes, al votar una ley que lo volvía un país más tolerante y justo.
Fueron muchos temas tocados esa noche, en particular resultó impactante el reconocimiento de Mockus hacia nuestro país en lo que refiere a la preocupación manifiesta por los índices de violencia que registra. Y lo refirió por cuanto los mismos están por debajo de la media mundial y aún así, destacó la preocupación de las autoridades por bajarlos más. Algo que se hacía evidente -dijo- con su presencia e invitación del gobierno para incorporar la información del país al circuito de realidades mundiales que monitorea la organización que preside (Corpo Visionarios de Colombia). Realidades que le permitirán medirse internacionalmente para poder copiar lo bueno y eliminar lo malo.
Por su parte refirió que es más preocupante la tasa de suicidios que la de homicidios. Personalmente destacó la triste realidad del país nativo de sus padres - Lituania- que registra altos valores de suicidio que superan incluso la media de los países nórdicos. Incluso las de Japón, que mantiene tasas altas de suicidio en una sociedad donde el honor marca a fuego a sus integrantes y se refleja en los resultados.
En tiempos en que la seguridad pública se piensa en clave de convivencia como valor a reforzar para contrarrestar el deterioro actual, el trabajo de Corpo Visionarios es un elemento fundamental que nos permitirá medirnos en ese sentido para posicionarnos mejor y forjar los cambios que sean necesarios.
Un dato que recogió el trabajo presentado fue que los montevideanos somos personas que nos percibimos como sujetos morales, con disposición a llegar a acuerdos y con capacidad de respetar las ideas, creencias o prácticas de los demás, cuando son contrarias a las propias.
Nunca mejor dicho el dato un 10 de abril de 2013, cuando en el Uruguay se votó una ley que nos hizo más iguales que antes.
el hombre se sabía tolerante,
el perro no sabía cuánto...
el perro no sabía cuánto...
Muy bueno lo tuyo un abrazo grande saludos y adelante
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