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Pero lo que bien vale para el
mercado no se aplica cabalmente en el Estado, ese “mamut burocrático” que se
toma tiempos inexorables para concretar cualquier proyecto. Hacer andar la
colosal ingeniería administrativa estatal –garantista, en desmedro de su
eficacia ejecutiva- no es cosa fácil.
Sin embargo se puede. Cuando se suma
esfuerzo y voluntad a la gestión, se consiguen resultados positivos y la
anquilosada maquinaria burocrática cede para permitir la ejecución de los objetivos
perseguidos. Seguramente muchos piensen que esto no es lo que parece en el caso
de las mal llamadas pulseras electrónicas, que son en puridad tobilleras. Un dispositivo
de verificación de presencia y localización de personas para situaciones de
alto riesgo en Violencia Doméstica, que vinieron para ser testeados como medida
cautelar y preventiva en un tema que atormenta cada vez más a los uruguayos. Un
plan piloto que, si resulta como se prevé, vino para quedarse.
A pesar de los chisporroteos
mediáticos, (que se preocuparon más en difundir la demorada puesta en práctica
de la herramienta que a la herramienta en sí), el proceso de implantación de la
misma sigue en marcha sin pausa. No es fácil la instrumentación de un sistema
de monitoreo y control como el que se va a poner en práctica en pocos días más,
pues requiere no solo de la capacitación de los operarios (que ya se cumplió),
sino también de ajustar con precisión extrema las frecuencias y alcances de los
dispositivos. Un error, por mínimo que fuera, compromete la vida de la víctima
que se quiere proteger.
En una medida por demás responsable,
el Ministerio del Interior no liberará la aplicación de la herramienta hasta
tanto los técnicos den su aval definitivo y garanticen la correcta
implementación de los equipos. La empresa proveedora comprometió su puesta en
marcha operativa para el 19 de noviembre, pero inconvenientes técnicos en la
migración del software israelí, impidieron que se pudiera anunciar el 25 de
noviembre pasado, debiendo prolongarse este período ventana de prueba.
Pareció un contrasentido leer en
titulares de prensa, atribución de responsabilidad al Ministerio del Interior
por la “indignación” causada ante la “falta de las pulseras”. Más que un
contrasentido fue una grosera falta a la verdad ya que los dispositivos se
encuentran en el país desde que se adjudicó la licitación correspondiente, y el
propio ministro Bonomi lo dijo en su discurso del 26 de noviembre en Torre
Ejecutiva, que se estaba en “proceso de testeo” de los mismos.
Fue evidente que no solo los
periodistas presentes no prestaron debida atención a las palabras de Bonomi,
también desde el Poder Judicial se creyó habilitado un sistema que aún no podía
entrar en funciones plenamente.
Cada 25 de noviembre se rinde cuentas
ante la sociedad sobre lo ejecutado por el Ministerio del Interior –desde su
División de Políticas de Género- en materia de violencia doméstica. Este año no
sería la excepción y como años anteriores se rindió cuentas de lo actuado, y en
el tema de las tobilleras, se fue muy claro en afirmar que aún no estaban
operativas y en cambio se estaban realizando las pruebas finales de calibración
y testeo.
Llamó poderosamente la atención que,
habiendo representantes del Poder Judicial presentes – que además son parte del
proyecto ya que se trabajó conjuntamente para sacar adelante el mismo- se
cometiera el yerro comunicacional de no advertir a los Jueces sobre el estado
de situación del tema.
Un sistema de control electrónico
que impone zonas de exclusión móviles entre dos personas, según sea el lugar en
el que se encuentren, no es sencillo. Menos aún si ese sistema conlleva la
responsabilidad adicional de garantizar la vida de una persona. Irresponsable sería
lanzarlo sin cubrir etapas previas de control y testeo que verifiquen su
potencialidad y, a la vez, sirvan para consolidar los protocolos de respuesta
aplicados por los operadores.
Lo triste de todo esto es que aún
con esta herramienta, nadie podrá garantizar que derrotaremos definitivamente
al flagelo que se instaló puertas adentro de los hogares uruguayos.
Las tobilleras llegaron y estarán
aplicables en pocos días más.
No son la panacea, pero algo es algo…
el hombre abrazó a su mujer,
y el perro ni siquiera precisaba
collar…
Muy bueno, y si son muy pocas, y la violencia no se erradica con las pulseras...pero algo es algo, por lo menos a 100 mujeres tal vez le salven la vida.
ResponderEliminarBeatriz
Si, muy bueno, ahora la pregunta es, que se hace cuando se detecta al infractor cerca ? NADIE DIJO NADA y con el caracteristico poder de reaccion uruguayo, lo mas seguro que se termine llamando al forense y despues buscar al psicopata que seguro no tendra la pulsera, por favor, ahora es cuando estos tipos son mas peligrosos aunque saben que tendran tiempo de sobra para matar y huir antes que alquien llegue. Por supuesto y como siempre tendra que morir alguna mujer para comprobar que no se esta capacitado para esto.
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