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miércoles, 8 de febrero de 2012

Derrapando en 140 caracteres


Las comunicaciones se han transformado de tal manera en este siglo XXI que se inicia, que será reconocido como “el siglo de las telecomunicaciones”. La vertiginosidad con que se producen y transmiten imprime un ritmo que muy pocos -casi nadie- puede seguir en forma permanente pues desborda toda capacidad humana. Ese ritmo de vértigo lleva muchas veces al error y son pocos los que se percatan de ello.


El fenómeno del pajarito

El twitter es una herramienta informativa maravillosa; permite divulgar una noticia en forma inmediata entre el círculo de seguidores que uno tenga en su cuenta, los que generalmente tienen un perfil determinado. Así, por ejemplo, una oficina de prensa tiene entre sus seguidores a generadores de información (organismos públicos y/o privados, periodistas, ciudadanos que conociendo un hecho lo vuelcan al colectivo, etc). Una herramienta como esta se complementa perfectamente con un sitio web residente donde la noticia sintetizada es desarrollada con mayor amplitud.

Esta puede ser, (y de hecho lo es), una forma muy valiosa de utilizar la herramienta Twitter. Pero como toda herramienta tiene sus riesgos. Así como un cuchillo tiene su filo como cualidad inherente a su uso, conlleva el peligro de infringir un daño ante la impericia o imprudencia de quien lo maneja; del mismo modo twitter tiene los suyos de manera implícita.

Por ejemplo, no siempre es posible desarrollar una idea en 140 caracteres, porque aunque el poder de síntesis es variado según sea el protagonista, no todo lo que se quiere transmitir a un colectivo se lo puede hacer con tan escasa posibilidad gramatical. Mucho menos hacer política.

Y aún menos si quien pretende hacer política a través de esta herramienta, se compra todos los temas o frentes para hacerlo. Es imposible que quien así proceda pueda desarrollar convenientemente su idea o que conozca en profundidad sobre todos los temas a los que se enfrenta. 

Si bien es cierto que tenemos el impulso a ser opinólogos de todo, cuando quien lo hace tiene aspiraciones de ejercer la alta política, debiera tener el compromiso de hacerlo con base y fundamento. Valerse de titulares solamente sin analizar en profundidad los temas que invoca, lo llevará a transitar un camino parecido a una cornisa, con los riesgos que ello implica.

Al decir del ministro Bonomi –que se caracteriza por hacer gala de una capacidad de análisis y reflexión que lo llevan a ser uno de los ideólogos de la izquierda uruguaya, no alcanza con la adjetivación excesiva y descalificadora para atacar una gestión. Menos aún con la brevedad twittera, que no permite el desarrollo de ideas, y mucho menos el debate. Un debate que construya, claro está, porque para destruir cualquier medio sirve.

Convertirse en un “ángel descalificador” es un precio muy caro que no debiera pagar quien tenga aspiraciones de gobernar un país.

El derrape en 140 caracteres si bien es un despiste corto, puede ser muy doloroso, por culpa del exceso de la velocidad…twittera. 



el hombre tipeaba en su computadora,
el perro ladraba pidiendo espacio para un “guau”

1 comentario:

  1. de acuerdo 140 caracteres son pocos para decir verdades, pero muchos se arreglan con menos caracteres para decir cualquier disparate en pos de desprestigiar esta administración.un abrazo.!!!

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