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domingo, 4 de noviembre de 2012

Algo debemos estar haciendo bien...

Quien recuerda la crisis del año 2002, seguramente tenga presente cómo sufrimos los uruguayos aquella corrida bancaria donde la incertidumbre nos ganó inexorablemente. Las viejas recetas fondomonetarias se hacían pedazos contra una realidad que sólo atinaba a seguir sumando un agujero más en el cinturón de la clase trabajadora. Parecía que nadie encontraría la salida y menos si osaba intentar algo distinto a lo que pregonaban desde el FMI, celoso guardián de una economía a la que hizo dependiente hasta su extinción.


Esa referencia vaya dicha como un ítem a considerar de una larga lista de concreciones genuinamente frenteamplistas, mal que les pese a muchos. Hoy, nuevamente surge la voz del FMI para dictar cátedra (¿?) acerca del rumbo de una economía que dejó de ser dependiente (suyo) para asumir la condición de soberana de su destino alejándose de aquellas recetas que solo sabían de ajustes fiscales (que siempre eran ajustes para los menos privilegiados, aquellos que viven de su salario).

Hoy realizan advertencias vinculadas a la presión inflacionaria y la pérdida de competitividad, criticando acuerdos como los recientemente logrados con los supermercadistas sobre congelar o rebajar precios de productos básicos de la canasta familiar. Resulta hasta gracioso que, los mismos que no han sabido aconsejar otra cosa que ajustes y recortes vuelvan a reiterar similares consideraciones a un gobierno que pudo (y supo) sortear la peor crisis de la historia del país sin aplicar sus recetas.

Crisis que superó no solo con el viento a favor de la demanda internacional, pues a ello se le sumó la dinamización de un mercado interno que movilizó la economía nacional a partir –fundamentalmente- del aumento del salario real. Una vez más fue la clase trabajadora la que tuvo el protagonismo al haber recuperado lentamente el poder adquisitivo que perdiera durante décadas de ajustes fiscales aplicados en cumplir con aquellas recomendaciones.

Entonces, se nos ocurre que si ahora vuelven a aconsejarnos las mismas viejas recetas de antes, es porque algo estamos haciendo bien. Quienes aconsejan un cambio de rumbo de nuestra economía no pudieron evitar las crisis de países poderosos como EEUU o la misma Europa. Crisis que se desarrollaron plenamente durante el ejercicio del primer gobierno de izquierda del Dr. Tabaré Vázquez y que llevó a los vaticinios más nefastos por parte de la oposición política de entonces sobre el futuro de nuestra economía. Pero, para infortunio de los augures de entonces, el país lejos de entrar en recesión, creció. Y lo hizo sin necesidad de recetas como las que ahora intentan sugerir nuevamente.

Estos anuncios también se vieron potenciados con los índices recientemente difundidos de la inflación acumulada en lo que va del año, que no llega a los dos dígitos a pesar del presagio de muchos. El Gobierno sigue tenazmente convencido en sus medidas y confía en los niveles de acuerdo alcanzados para mitigar ese empuje. Pero lo hace de una manera propia, sin apelar a aquellos ingredientes y sin olvidar que fue el salario de los trabajadores el que salvó al mercado antes.

A pesar –también- de lo que diga el ex presidente Lacalle, los frenteamplistas saben y quieren. Saben dirigir un país que nos dejaron fundido tras años de gobiernos rosados administrándolo como si fueran los dueños y el pueblo, su empleado.

Los frenteamplistas saben (y lo han demostrado), salir airosos con una economía en alza que no deja de crecer a pesar de las profecías lanzadas una y otra vez por los mismos de siempre que anhelan aquellos tiempos de (su) bonanza personal, en que era el salario de los uruguayos el más sufriente de todos y el que solventaba sus privilegios.

Todavía añoran volver a ser los ombligos de un país que empezó a pensar en el beneficio colectivo antes que el individual, a sabiendas que con ello ganamos todos.

¿Cómo se puede entender que -el mismo ex presidente- tenga tan poca capacidad de análisis como para no reconocer los avances del sistema penitenciario y hable del mismo con tanta ajenidad? Como si no hubiera tenido parte de responsabilidad alguna en como lo dejaron. No reconocer los avances logrados y el nivel de cambios operados, es también una incongruencia y una injusticia para con su propio partido político, en razón que esos avances obedecen a lo acordado en la Comisión Multipartidaria de Seguridad que se instalara una vez conocido el resultado electoral de 2009 y cuyo nivel de cumplimiento es total hoy.

En este tema, si algo conserva, es su coherencia. Habla solamente de construir más cárceles (durante su gobierno no construyó ni una sola celda), pero nada dice de lo sustancial de la reforma que es la rehabilitación del privado de libertad. Algo acordado y con rumbo fijo y constante en esta administración. Nadie puede avizorar un futuro posible si solo seguimos encerrando gente sin aplicarles políticas de rehabilitación que  permitan el retorno a la vida en sociedad.

Hoy se hacen gárgaras con el tema PLUNA, está bien, que aprovechen este tiempo, porque seguramente al final de la historia se encontrará la mejor solución y ya no tendrán tema. Algo similar a lo que pasa con la seguridad, tema que dejará de dar rédito cuando se conozcan los últimos datos de delitos. Que no serán por casualidad sino que obedecen a una causalidad: trabajo, mucho trabajo, y cumplimiento de los acuerdos.

Lo triste de todo esto es que pudiendo compartir los resultados, no lo hagan. Porque en muchos puntos también han sido parte de la solución. Prefieren hacer caudal pegando durante los tiempos necesarios para que las soluciones cuajen, aún a sabiendas que a la vuelta de la esquina el problema ya será historia.

Lo dicho... algo debemos estar haciendo bien.




el hombre sacó la motosierra,
el perro se puso en guardia, defendiendo su casilla...

1 comentario:

  1. yo creo que si que algo estan haciendo bien.

    Y vos principalmente

    yo

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