Hace pocos días la consultora Cifra del Doctor en Ciencias Políticas Luis Eduardo González, dio a conocer los resultados de una encuesta de opinión sobre la gestión de tres Ministerios del gobierno de Mujica (Interior, Educación y Cultura y Economía). Los resultados comparativos permitieron titular en amplios caracteres de molde que el 49% desaprueba la gestión de Bonomi. Pero, como todo es del color del cristal con que se mire, en materia de encuestas sobre gestión de un gobierno, la realidad se tiñe de colores partidarios siempre.
Y para que no se diga que flechamos la cancha para un solo lado haremos el razonamiento que inspiró esta nota comparando la gestión de ministros frenteamplistas. Que si bien no llegaron (por lo menos en lo que a seguridad refiere), a guarismos registrados por Ministros de otros partidos, debieron soportar las consecuencias inevitables del aumento de la inseguridad originada en sus gobiernos (mal que les pese). La herencia maldita es herencia y es maldita, aunque les duela.
En efecto, con la llegada del Frente Amplio al poder, se desencadenaron situaciones originadas por la inacción contumaz de quienes le precedieron y, en lo que a seguridad refiere, se dispararon las cifras del delito tomando un protagonismo que no abandonarían más. Antes de la llegada de la izquierda al gobierno, las políticas aplicadas en materia de seguridad pública se resumían en más represión, agravamiento de penas y absoluta ausencia de planes de rehabilitación. En lo que a infraestructura se refiere, se llegó a un nivel de hacinamiento carcelario que puso al país en un ranking histórico lamentable. También es cierto que cambiaron los paradigmas, y las políticas sociales por sí solas (que la izquierda aplicó con la esperanza de mutar esa realidad), fracasaron en su cometido, al igual que fracasó el modelo represor anteriormente aplicado. Actualmente, con una alta dosis de sentido común, la administración Bonomi reconoció aquel fracaso de las políticas sociales sin quedarse en el lamento y pasando del discurso a la acción para revertir el actual estado de situación.
Entrando en el tema de esta nota, en julio de 2008, la ex ministra Tourné registraba una aprobación del 47%, según anunciaba Factum por entonces; registro que nueve meses después, en marzo del año siguiente, bajaría al 27% según cifras de Equipos Mori. Por su parte el ministro Bonomi -al que hoy se le destaca el porcentaje de desaprobación- registraba en agosto de 2011 un guarismo del 19% de aprobación según nota de El País Digital recogiendo datos de Interconsult. En esa ocasión el saliente ministro Rosadilla, tenía el mejor guarismo de aprobación con un 40%, y el ministro de Economía, Fernando Lorenzo, un 23%.
Este 2012, que va transitando su primer trimestre con una economía sólida que se refleja en los niveles de confianza de la población, recoge resultados lógicos con esa realidad y el ministro estrella es el de Economía, con el 62% de aprobación, según Cifra expusiera en su reciente encuesta. Por su parte Bonomi, con un 33% de aprobación, lejos de significar un mal guarismo, recoge un sensible aumento de 14 puntos que debiera interpretarse como lo que es y no como lo que se pretendió desde páginas impresas.
Ahora bien al momento de identificar el voto partidario, la ecuación varía. La mitad de los que dicen haber votado al FA en las elecciones aprueban su gestión y un 14% de quienes se dicen oposición, también. Esto marca a las claras que hay una mitad de frenteamplistas que no entiende o no aprueba la gestión, al tiempo que los gestos que ha tenido el Ministro para con la oposición no le rinden como podría esperarse. Máxime si tomamos en cuenta la existencia del acuerdo multipartidario celebrado a poco de iniciar funciones esta administración y que se viene cumpliendo rigurosamente tal cual fuera acordado.
Es cierto que hoy la inseguridad está instalada en el sentimiento de una población que rankea alto en la percepción subjetiva, contrariamente a como nos ven, perciben y comparan desde otras regiones. También es cierto que los uruguayos nos comparamos con nosotros mismos y si eso que hacemos así es válido para hablar de la seguridad o la inseguridad, también lo es para comparar la gestión de un Ministro que está refundando una cartera tan sensible como esta.
Entonces, comparando a Bonomi con Bonomi, su gestión registra un incremento que poco a poco va sumando adhesiones, en un proceso lento pero sostenido. La reestructura de la Jefatura de Policía de Montevideo, la incorporación de nuevas tecnologías, el aumento de los ingresos salariales de los Policías, la mejora de su armamento, la lucha contra la corrupción, son solo algunos de los elementos que hacen a esa realidad expresada en números de aprobación que son mejores a los de meses atrás, aún cuando exista casi una mitad que no lee ni percibe todavía los cambios.
A esta altura y transcurridos ocho meses desde aquella medición, puede hablarse de una tendencia en alza que fortalece la gestión de un Ministro cuya principal obsesión es mejorar la seguridad de todos los uruguayos.
Desde filas opositoras saben que esto es así, por más que intenten llevar agua para su molino haciendo hincapié en la desaprobación que registra tratando de opacar el aumento significativo en los niveles de aprobación. Lo saben, lo leen, pero no lo dicen. Es el libre juego de la política, aunque se trate de una cuestión de Estado, igual se usa (o mal usa) para intentar un rédito político que tiene corto vuelo.
Mientras eso es así -y lo seguirá siendo hasta las elecciones- desde la cartera que vela por la seguridad pública de los uruguayos siguen trabajando concentrados en el objetivo final de seguir recuperando la seguridad perdida. Los meses próximos develarán si esta tendencia se consolida o no...
el hombre sacaba cuentas y llamaba al perro;
el perro se hacía el sordo
el perro se hacía el sordo
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