Traductor

lunes, 31 de mayo de 2021

Es (a)hora!!

Fuente imagen: Hispamat
Fue su eslogan de campaña electoral, era ahora su tiempo, un tiempo en el que los uruguayos tendríamos "los mejores cinco años de nuestras vidas". Bueno, llevan un año y pico, y las perspectivas no son muy alentadoras. Es cierto que se les cruzó una pandemia mundial que no estaba en los planes pero aquello de que estaban preparados era una sugerencia a pensar que entre sus preparativos estaba enfrentar contingencias como estas. Lo que sí es tiempo y es hora ya, es que pongamos término a una forma de gestionar que está dejando muchos flancos indefensos y arrastrando la vida de muchos uruguayos. Es hora que no nos distraigan más con espejismos cuando salen a la luz eventos que no gustan al gobierno, es hora sí pero de prender los ventiladores que disipen tanto humo a la hora de evaluar una gestión que empieza a mostrar signos de desgaste y cuyos datos de opinión no reflejan el verdadero sentir de la ciudadanía. La simpatía presidencial no se sostiene a estar por los guarismos que registra el país, que ya dejó hace mucho tiempo de ser ejemplo a seguir siendo un verdadero desastre sanitario que no muestra signos de recuperación en el corto plazo. La estrategia de apostar a la vacunación exclusivamente se da de bruces con la experiencia internacional que acompañó la inmunización con la reducción drástica de la movilidad en la carrera por cortar la trasmisión del virus. Un virus que, en medio de la inmunización, muta y se torna mucho más peligroso, lo que insta a cortar el ciclo de trasmisión para dar tiempo y espacio a que las vacunas hagan su trabajo. Algo tan simple de entender no llega a sortear los caprichos presidenciales de un autoproclamado líder mundial que si algo tiene claro es encender la humareda para contrarrestar cualquier noticia que lo exponga. Mientras tanto, los uruguayos siguen muriendo en soledad y la ansiada inmunidad de rebaño todavía está lejos…

miércoles, 26 de mayo de 2021

Dignidad y respaldo policial

Duras horas vive el país afectado por una pandemia que no cede, los datos siguen aumentando la tragedia en una carrera contra las vacunas que parece no encontrar el punto de llegada todavía. Las cifras siguen siendo espeluznantes y el sistema sanitario continúa en una crítica afectación que solo disminuye a razón de las muertes que liberan camas de los CTI. Por si ello no bastara, la inesperada muerte del ministro Jorge Larrañaga impactó en todo el ambiente político uruguayo sin distinciones. Una pérdida sensible para las filas oficialistas que tuvo el merecido reconocimiento de la oposición a un rival político de fuste que representaba el último bastión de un deprimido wilsonismo en filas nacionalistas. “La muerte es un buen sponsor”, alcancé a leer en redes sociales y la muerte del Guapo no sería la excepción. Se murió un dirigente de los pesados, alguien que atravesó un proceso de resiliencia que nunca imaginó, al punto que –seguramente- le llevó a descuidar su propia vida. No cualquiera aguanta la presión de una cartera como la del Ministerio del Interior. El duelo se hizo sentir fuertemente, las semblanzas estuvieron en la primera línea y el reconocimiento llegó a extremos exageradamente dimensionados que la realidad no soporta. La dignidad y el respaldo policial que le reconocen al extinto no pasaron por el bolsillo ni la profesionalización de los policías, mucho menos por la renovación tecnológica, uniformes decorosos, armamento adecuado, o la existencia de recursos disponibles para la función, aspectos todos, atendidos por la anterior administración. Pareciera ser que el reconocimiento que admiten hasta los sindicatos es a una forma de gestionar donde prime la lógica de “se acabó el recreo”, sin más argumentos que la fuerza misma.

miércoles, 19 de mayo de 2021

Con los ojos en la nuca

A esta altura resulta inexplicable la actitud del gobierno, que sigue sin prestar la debida atención a los números -fríos y duros- de una realidad que no afloja. Las cifras de fallecidos no cede y más de medio centenar de uruguayos vienen muriendo por día a causa del covid. Triste, demasiado triste… y muy duro, por cierto. Cuando todo indica que se impone un parate absoluto que ponga un freno a la escalada de contagios, en una especia de paraguas necesario, el gobierno avanza moviendo las perillas a un antojo que se aproxima más a capricho que a sano y fundado discernimiento. Empezamos a incorporar los datos como si detrás de los mismos no existieran personas, padres, madres, hermanos, tíos, familia que se nos van de este mundo en la más absoluta soledad que impone el aislamiento a quien padece el mortal virus. Triste realidad de un Uruguay que jamás imaginamos, pero al que una pandemia mundial nos vino a poner a prueba de la peor manera…

martes, 11 de mayo de 2021

Hasta que nos toque

Los uruguayos somos porfiados, tanto que hasta creo que nacimos como país independiente de puro contras que somos. Sí, ya sé toda esa historia del país tapón y el arreglo inglés, pero aunque pocos -y para algunos, extinguidos- los charrúas nos supieron legar (aunque no sea del todo cierto), su indomable rebeldía y así seguimos. Por lo menos si no es real, nos la creímos tanto que nos sentimos invencibles hasta de un virus mortal que nos acecha hoy día. Resulta extraño que con datos sanitarios que nos han posicionado en el peor de los podios mundiales con más muertes y contagios por millón de habitantes, seamos tan orientales como irresponsables a la hora de protegernos como colectivo. Pero lo peor de todo, creo, es la hipocresía que acompaña cada acción teñida de estúpidos partidismos que contribuyen a seguir acumulando cifras espeluznantes relativas al Covid-19. Todo parece transcurrir como si nada ocurriera a nuestro alrededor, todo sigue igual… hasta que nos toque.

martes, 4 de mayo de 2021

¿Volvieron los llamaditos?

Fuente imagen: klipartz.com
Todavía me parece verlo en aquella entrevista en que repetía enfáticamente el fin de una forma de gestionar el poder desde la propia Presidencia de la República. El primer Presidente de izquierda en la historia política uruguaya, confirmaba un nuevo estilo de conducción política que ponía fin a prácticas abusivas del poder de turno. Hasta en eso extrañamos, (y extrañan muchos), no sólo al recientemente fallecido líder de izquierda – Tabaré Vázquez- sino a una forma de manejar el poder diametralmente diferente a la que parece imponerse hoy desde la Torre Ejecutiva. Presiones a periodistas, despidos concretados y recomendaciones a futuro (“tenés que sacar alguno más”), han marcado la impronta de un estilo comunicacional que lejos de ser exitoso o intelectualmente destacado, cimenta su actuación en el poder económico de ser los dueños de los medios o contar con la afinidad política de los mismos, haciendo propicio un verdadero blindaje mediático. En el Uruguay no estábamos acostumbrados a esta suerte de cacería de brujas, al menos no en la última década y media, porque en los últimos días se repitió un hecho que muchos recordamos de la época de los años 90, cuando una llamada bastó para que echaran sin más a Jorge Wilson Arellano, entonces cara visible de Telenoche 4. Hoy pasó algo parecido con Eduardo Preve, no tenía la visibilidad de aquel pero formaba parte del cerebro donde se construye la información que nutre al noticiero central de Subrayado, el de mayor rating de la televisión uruguaya…

martes, 27 de abril de 2021

Art. 224: el verdadero peligro es que lo aplique la Policía

La crisis sanitaria no afloja, los números de fallecidos por el Covid-19 mantienen una meseta altísima que lejos está de ser la deseada, mientras tanto, la discusión política se concentra en la votación de una modificación por demás sensible a los derechos ciudadanos, una vez más. En efecto, la modificación propuesta sobre el Artículo 224 del Código Penal sobre la violación de disposiciones sanitarias lleva a discutir la pertinencia de dotar de un cheque en blanco a quienes tendrán la responsabilidad de su aplicación. Menuda tarea para quienes han sufrido las consecuencias de un accionar punitivo excesivo que los expuso a situaciones de abuso y exceso de la aplicación de la ley. Ya no será el daño la razón de su aplicación siendo el mero peligro efectivo la llave maestra que habilite su intervención. Ahora bien, si de por sí estaba bravo reconocer y probar el daño, cuánto más será hacerlo con el “peligro efectivo” en tanto de no probarse el mismo se podrá llegar a concluir que su aplicación fue equivocada. Claro que sería luego de su errada intervención. Hartas discusiones han generado la previa de su tratamiento en el pleno del Senado, imaginemos las que se generarán cuando el peligro de su aplicación sea derivado de quien lo aplica. Así estamos…