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viernes, 1 de abril de 2011

Estado actual: valores en fuga

Publicado en La ONDA digital

No todo está perdido... ¿No?

El pasado 11 de marzo, un fenómeno natural destruyó varias ciudades en Japón. La naturaleza parece tomarse cruel revancha a tanta agresión humana. Sin embargo, el pueblo nipón -aún en la desgracia- demuestra su dignidad respondiendo a la adversidad con disciplinada solidaridad, que es seguramente, su principal herramienta para minimizar daños.

Seguramente muchos dirán que compararnos con Japón es demasiado. Seguramente sean los mismos que soñaron con ser Campeones del Mundo hace muy poco y que se convencieron que era posible darle lucha a quien fuera. Entonces, ¿por qué no podemos hacer esa comparación? En este punto no es un tema de riquezas... o quizás sí.

Uruguay fue durante mucho tiempo un país muy rico. Una riqueza intangible de la que solíamos hacer ostentación y que por décadas fuimos perdiendo para estar en este estado de situación que hoy padecemos. La vieja “Tacita de Plata” no era solo un lugar de oportunidades sino una fuente inagotable de talentos, producto de avanzados emprendedores que nos dejaron su impronta para ejemplo del mundo. La educación laica, gratuita y obligatoria, fue la razón de un país adelantado en la región que supo hacer gala de su desarrollo intelectual para asombro mundial.

Sin embargo hoy sufrimos un deterioro educativo que se traduce no solo en el nivel obtenido en pruebas que son referencia a nivel internacional, sino en el día a día y en situaciones que no pensábamos podían ocurrir. Un deterioro que menoscaba la consolidación de valores intrínsecos a la sociedad uruguaya que no se resigna a lamentar la pérdida sin hacer algo al respecto.

Valores como la solidaridad; el respeto a la autoridad (no sumisión sino respeto); el trabajo como instrumento para el desarrollo personal; el sano disfrute recreativo; parecen ser cosa del pasado. Sin embargo, los uruguayos nos resistimos a ello y nos empeñamos en recuperar lo que se perdió. No será tarea fácil, pero el resultado alienta a hacer el esfuerzo.

Tristemente vivimos un deterioro de valores al punto de asistir por estos días a escenas de vandalismo en la desgracia, como el caso de un reciente incendio de proporciones (que obligó a evacuar preventivamente una cuadra de vecinos en el barrio Villa Española), y donde se registraron intentos de hurto a quienes protegían sus bienes sacándolos a la vía pública.
Más allá de las distancias, ¡qué lejos de Japón estamos!

Otro hecho: un simple partido de fútbol -un juego, una ocasión para distenderse que inventó el ser humano- devino en nuestro país en eventos utilizados por verdaderas tribus urbanas para manifestar sus peores rasgos y desnaturalizar el sentido mismo de la actividad deportiva.

En el mismo -y triste sentido- una compañera de trabajo me relató algo que me impactó. Una maestra de una escuela de las llamadas de “contexto crítico” (ubicada en una zona complicada en lo que a seguridad se refiere), le relataba la razón del ausentismo escolar que padece en la misma. Muchas veces los chicos no van a clase. Cierto día se le ocurrió consultar la razón de la ausencia de un chico y los compañeros le respondieron que lo que ocurría era que “fulano” acompaña al padre (¿?) “porque le está enseñando a punguear” (sic). (Y los jueces entregan a los menores infractores a sus “responsables”. Seguramente para que sigan con sus clases parentales. Es el mundo del revés!).

Hace también pocos días, se produjo el asesinato de un policía por la sencilla razón de su condición de tal. No se lo quería en el barrio. Quienes lo rechazaban manejan otros códigos, manejan otras reglas, y pretendieron -con su acción- alejarlo de su entorno. Un entorno que el agente fallecido pretendía cambiar porque allí vivía con su familia; porque el barrio merece volver a ser lo que era; porque hay muchos vecinos que también lo quieren y no se resignan a su destrucción y porque quieren un mejor lugar para sus hijos.

En su entierro, un familiar dijo significativas palabras que se dimensionan desde el dolor de quien las pronunciaba. “Un eslabón de la cadena se rompió con esta muerte injusta y es deber nuestro, como padres, repararlo... Cuando un hijo se tuerce, hay que enderezarlo para que no contribuya con sus actos a romper otros eslabones”. Los valores se cultivan en el seno de la familia y debemos ser conscientes de ese deber pues nos va la vida en ello.

No podemos permitir más fugas de valores.
No será tarea sencilla, (los uruguayos sabemos de eso), pero no hay más tiempo para excusas.


el hombre le hablaba al hijo,
mientras el perro cuidaba su cachorro


martes, 22 de marzo de 2011

Gente con memoria corta

Publicado en La ONDA digital

"Emplazo al señor Julio Marenales y al señor Mujica
a que digan, por tranquilidad del país, que ellos
no tienen nada que ver con esto. (...)
Jorge Batlle – El País – 5 de Noviembre de 2009





Julio Marenales en acto de entrega de "armas"

,




























Noviembre de 2009 - los noticieros explotan; un arsenal de armas es descubierto en un barrio de Montevideo; un desquiciado acopiador parapetado en su casa de la Costa de Oro de Canelones, se resiste y un policía cae abatido en momentos que se aprestaban a notificarle su detención.

Lo que vino después - en plena campaña electoral - fue un ataque desesperado de un ex Presidente, que invertía la carga de la prueba e instaba al hoy Presidente de la República (por entonces candidato al cargo), a declarar públicamente su inocencia respecto del arsenal descubierto. Casi en simultáneo, el Partido Nacional realizaba un spot publicitario sobre el mismo tema con la diferencia no menor de contratar la pauta comercial del mismo para el interior solamente, excluyendo a la capital, (lugar donde parecería residen uruguayos con mayor capacidad de discernimiento y/o menor capacidad de embaucamiento). Coincidentemente, (al igual que ahora), referentes de partidos tradicionales acusaban a las mismas personas sobre una presunta implicancia en el tema de las armas encontradas.

Marzo de 2011 - el mismo ex Presidente referido, (junto a un ex Vice Presidente), envía una nota a la Suprema Corte de Justicia, escandalizado por una sentencia judicial que aplica el mismo criterio que antes usó con fines “electoreros”. ¿Será que lo que no es correcto para el fuero judicial, vale para el fuero electoral?

La memoria corta está fallando a quien esgrime el argumento jurídico que hoy flamea. No es creíble su postura escandalizada, pues no tuvo la misma sensibilidad entonces, cuando la presunción de culpabilidad se la imputaba a Mujica y Marenales. Hoy desliza en forma altisonante que “todos estamos en libertad condicional”; por aquel tiempo la frase era “ellos están en libertad condicional”.

Resulta llamativo que el celo jurídico les aflore solamente para defender a quienes están procesados por violaciones a los DDHH. Aunque el concepto es comprensivo para todos los sujetos de derecho, y desde noviembre del 2009 a hoy no cambió nuestro ordenamiento jurídico en tal sentido.

Consignamos que en puridad, nos tranquiliza que ahora reconozcan públicamente que la Facultad de Derecho no pasó en vano por sus vidas y que, a pesar del tiempo transcurrido, recuerdan los principios fundamentales del Derecho (salvo las “lagunas” referidas que dan origen a este artículo).

Quien suscribe pasó por dicha casa de estudios y lo primero que aprendí fue que el Derecho es el mejor instrumento que inventó el hombre para autorregularse. También aprendí que la Justicia era una señora con una venda en los ojos, pero no para no ver las injusticias sino para aplicar el Derecho a todos por igual sin importar de quien se trate.

Como todavía me funciona la memoria corta, no me olvido que estos señores hicieron gala del criterio que hoy denuncian e invirtiendo la carga de la prueba, instaban al hoy Presidente de la República, José Mujica (entre otros) a declarar su inocencia con respecto al arsenal de Feldman. Aplicando hoy un criterio correcto, lo desacreditante del mensaje no es el mensaje en sí, sino el mensajero.

Estos interlocutores carecen de credibilidad para defender un principio fundamental del Derecho como el que refieren, o por lo menos el mismo se merecía otros representantes que por lo menos no tuvieran antecedentes contradictorios a este respecto. Aunque debo reconocerles cierta lógica en la conducta, ninguno de los dos se acuerda lo que hicieron.

Pero nosotros sí.


el hombre tomaba la pastilla de la memoria,
el perro no se acordaba donde había enterrado el hueso.

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martes, 15 de marzo de 2011

404: Cno. Maldonado y… ¿Kadafi?


Publicado en La ONDA digital

“Kadafi,
estás nominado”

Con la mecha que encendiera la situación en Túnez, el polvorín africano comenzó a detonar bajo la atenta (y velada) dirección del GH de occidente. El mismo que, sumido en la peor crisis financiera que se recuerde desde el crack de 1929, lejos de sentirse derrotado se las ingenia para hacer del mundo el trampolín que lo saque del pozo sin importar los “daños colaterales” que ello implique.

Dicho esto a modo de introducción ya que por estos días nuestras páginas internacionales se llenan de noticias sobre Libia y su líder Muamar Gadafhi ó Kadafi (con más de cuatro décadas en el poder). No voy a hacer un análisis político profundo ni mucho menos, pero me surgen dudas al respecto y me subleva bastante el hecho de contemplar cómo se insinúan acciones de intervencionismo ante situaciones que no son nuevas y no merecieron atención durante décadas. Hablar de una intervención militar sin permitir que los libios resuelvan sus problemas y elijan la mejor forma de gobernarse a sí mismos, parece a todas luces una contradicción. Se argumenta para hacerlo, la defensa de la vida de inocentes que padecen el ataque del líder libio. Sin embargo dichas afirmaciones no son unánimes y hace pocos días fuentes rusas desmintieron la existencia de acciones bélicas en la zona de Trípoli, a partir de los registros satelitales cotejados. Entonces, la desinformación también juega su papel y, para evitarla, debemos aguzar los sentidos para no dejar lugar a la respuesta fácil que condene o absuelva cualquier postura.

Además, ¿qué parámetros hay que usar para medir una sociedad absolutamente diferente a la nuestra? Porque hacerlo con los de occidente nos llevará a cometer un acto por lo menos irresponsable o injusto. Por supuesto que no aceptamos las violaciones a los derechos humanos que hoy se denuncian. De ser ciertas, la condena internacional debe recaer usando mecanismos e instrumentos legales, no siendo -la intervención militar- una opción que compartamos.

Es frecuente que nos lleguen noticias de inexplicables acciones suicidas que terminan con vidas inocentes; poco nos importa que se hagan en forma de inmolación religiosa o portando un fusil y disparando indiscriminadamente a inocentes en un colegio, (como ocurre con macabra frecuencia en el mundo occidental). En suma, que los actos de terrorismo no tienen fronteras ni tampoco están únicamente identificados con opciones religiosas.

Entonces, a la hora de formarse una idea es conveniente escuchar todas las campanas e intentar -asimismo- posicionarse en el escenario sobre el que se quiere emitir opinión. Imaginemos tan solo por un instante que el mundo -sumido en una crisis existencial- tiene al agua como principal riqueza. Imaginemos también que nuestro país -dotado por la naturaleza de una porción del acuífero Guaraní- se convierta en una zona codiciada por las grandes potencias. No sería descabellado pensar en el surgimiento de “revueltas sociales” y que la intervención militar sea la opción que manejen los dueños del mundo por entonces (que seguramente seguirán siendo los mismos, por supuesto) para imponer el “orden perdido” a costo de esa riqueza codiciada, que seguramente será el “canon” que cobrarán por el servicio.

Cualquier parecido con lo que ocurre ahora en el norte africano no sería entonces ninguna coincidencia, sino, una lógica consecuencia.







el hombre esperaba el 404,

el perro se quedó viendo GH

martes, 8 de marzo de 2011

Rehabilitación: cuestión de oportunidades


Publicado en La ONDA digital

Mucho se está haciendo en materia de política penitenciaria en esta administración, (que no es otra cosa que construir sobre los cimientos que dejara el gobierno de Tabaré). Sin embargo el clima es otro: la población carcelaria “in crescendo” (1), obliga a repensar las estrategias pues ya no alcanza con seguir sumando construcciones donde alojar a quienes se alejan del orden social constituido. Llegó el momento -enhorabuena- de pensar en su rehabilitación.

Tamaña ingeniería política requiere de mucho pienso y voluntad, y en eso está la cosa. A pesar de las dificultades; a pesar de fugas (y malos funcionarios policiales que las propician), el camino está trazado y de él no se apartará este gobierno.

Es muy difícil aceptar cualquier intento de rehabilitación de un preso si quien lo intenta hacer fue víctima de su accionar delictivo. Más aún si la in conducta fue causante de hechos irreversibles. No obstante ello, en una sociedad que no admite la pena de muerte sino -por el contrario- consagra constitucionalmente que las cárceles no servirán para mortificar a los privados de libertad sino para su reeducación y reinstalación en la sociedad a la que agredieron, es imperiosa la aplicación inmediata de una política que ponga empeño en recuperar a la gran mayoría de quienes delinquen. Una fuerza humana que debe devolver parte del daño que causó a quienes se lo causó y que además debe compensar a una sociedad que le da -generosamente- una segunda oportunidad.

Bienvenida sea entonces la acción de un Patronato Nacional de Encarcelados y Liberados que propicia la reinserción a través del trabajo, merced ambiciosos proyectos que están operativos. Ya comenzó el trabajo de cuadrillas de PPL (Personas Privadas de Libertad) en Maldonado, Canelones y Rocha, limpiando terrenos con riesgo de incendio forestal, en acción coordinada con el SINAE (Sistema Nacional de Emergencia). De este modo se cumple con un reclamo social postergado que bregaba porque los privados de libertad trabajaran. Una medida que se irá potenciando a medida que los internos comprendan y asuman que este es el camino hacia la rehabilitación, un camino que les permitirá redimir pena (por cada día de trabajo disminuye el tiempo de reclusión), pero que además les permitirá generar recursos para ese día en que tengan que asumir su libertad.

Una actividad que al decir del cura Monzón (Presidente Honorario del Patronato), se consolidará con el trabajo y el convencimiento de los internos que tienen la responsabilidad de no permitir que naufrague la iniciativa aceptando las condiciones del programa y evitando que la fuga, sea una opción.

Semejante desafío enfrentan internos y autoridades; unos y otros protagonistas de una realidad que -por fin- empieza a mostrar alternativas y hace del trabajo una opción posible. Se irán sumando otros proyectos -ya se habla de 1.000 reclusos para trabajos en reacondicionamiento de las vías de trenes, y otros cientos para proyectos eólicos en curso- en los que participa el Estado desde sus empresas públicas que son, en definitiva, quienes brindan las oportunidades. Pero esta obra no quedará completa si desde la sociedad no somos capaces de aceptar, luego, al rehabilitado otorgándole una -efectiva y verdadera- segunda oportunidad. Seguramente allí estará el cierre final para quienes una vez se alejaron de las reglas de convivencia y tomaron el camino errado. De ahí que nada es posible sin la participación ciudadana. Si la sociedad -llegado el caso- rechaza a un rehabilitado por estas medidas, estará dando la espalda a una salida que hoy empieza a construirse. Esperemos que el tiempo que transcurra hasta entonces, sirva para convencer, (con hechos), a una sociedad recelosa y sufrida por quienes la lastimaron.

Confiamos que así será y que se confirme lo que decía mi viejo: que al final, el tiempo, siempre cura los grandes males…


el hombre soñaba con un jardín sin rejas,
el perro, con pasear sin correa…


(1) Si bien datos difundidos por el Comisionado Parlamentario Álvaro Garcé, estiman que la población carcelaria para el fin de este período superará los 10.000 internos, datos primarios comparativos de enero 2010 contra enero 2011 difundidos recientemente, establecen una tibia tendencia a la baja, que deseamos se confirme para bien de todos los uruguayos.


martes, 1 de marzo de 2011

La utopía, ese motor invisible

Publicado en La ONDA digital

Se está haciendo crónico el hecho de criticar al Presidente Mujica por su inocultable opción de reforzar con dichos y hechos su apoyo irrestricto a la política económica trazada. Si bien es cierto que con el primer gobierno del FA se estabilizó y orientó seriamente el rumbo que hoy marca el crecimiento sostenido del país, también es cierto que hoy se reclama una mejor distribución del ingreso y en eso está el gobierno… ¿o no?

Fue hasta un exceso soportar los reclamos de fuertes gremios que pujaban por obtener para sí un mejor “reparto de la torta”, defendiendo sus derechos al precio de resignar los del resto de la ciudadanía que es quien genera los ingredientes de la confitura, al fin de cuentas. Así tuvimos semanas de mugre inundando la ciudad, tironeos que amenazaron dejar sin sueldos a los trabajadores o sin efectivo los cajeros del principal balneario, corriendo el riesgo de empañar los resultados de una de las mejores temporadas en muchos años.

Todos tironeos en procura de una utopía propia y egoísta que protegiendo el árbol descuida al monte. Tamaña estrategia lleva –a nuestro humilde criterio- a la soledad absoluta con el consecuente efecto de devolver a la utopía su efecto inalcanzable. ¿Es eso lo que se persigue cuando soñamos con ella? ¿No es acaso lo contrario? Perseguir un sueño es enfocarse en él para trabajar hacia el objetivo de su concreción, pero en la obtención del sueño propio no podemos hipotecar el sueño colectivo porque –seguramente- al final logremos el objetivo personal al caro precio de su disfrute en un colectivo insatisfecho. Dicho de otro modo, la felicidad personal se disfruta mucho más cuando también hay entorno feliz. ¿Acaso no lo vivimos durante el mundial de Sudáfrica 2010? Un hecho deportivo fue capaz de eliminar nuestras diferencias y terminamos abrazándonos con desconocidos (uruguayos como nosotros), y eso hacía de la ocasión una fiesta. A ninguno se nos ocurrió gritar “bajito” y en solitario el penal de Abreu, buscamos compartir la alegría con quien estaba al lado… Que era otro uruguayo como nosotros.

Entonces, si un hecho como ese fue capaz de aglutinarnos y dejarnos soñar con el logro máximo de volver a ser campeones del mundo, ¿por qué no podemos seguir el mismo camino en otros aspectos más permanentes como la vida misma? En el afán de obtener logros parciales no parece lógico olvidar el logro general que nos abarca como país.

Personalmente trabajo por crecer cada día, pero no me olvido que así como pinto mi casa para que luzca más bonita, también quiero que se luzca mi barrio, que progrese, que esté más limpio, que el vecino trabaje y progrese también, que los niños disfruten del juego en sana convivencia, y así todos los barrios del país. Yo quiero vivir la utopía transformándola cada día para que no se quede quieta y crezca a la par de un Uruguay que soñamos para nuestros hijos. Un Uruguay que nos contaron nuestros padres y que parece asomarse cada vez más grande en el horizonte.

Resta mucho por hacer, y nos necesitamos todos. Nos precisamos para compartir todas y cada una de las utopías personales, esas que construyen la gran utopía de un país con justicia social en donde los uruguayos vuelvan a ser campeones del mundo.


el hombre empezó a escribir de nuevo,
el perro volvía a ladrar loco de contento…

viernes, 11 de febrero de 2011

Manijazos en el Prado


Días pasados un turno casi completo de una seccional policial decidió cesar sus funciones (dejaron de recibir denuncias y tampoco realizaban patrullaje), en desacuerdo por los recientes aumentos salariales percibidos. Paradójicamente reclamaban menos de lo que realmente se les incrementó a partir de la aplicación de los reajustes dispuestos por la Ley de Presupuesto Nacional.

Algo tan ilógico como inexplicable por cuanto al hecho insólito de su plataforma reivindicativa “de menos” (por citar a Galería), le sumaron el agravante de dejar sin seguridad a una populosa barriada con todo lo que ello implica. Tamaña irresponsabilidad mereció una inmediata respuesta por parte de un Ministerio del Interior que obtuvo la información de lo que acontecía, por vía indirecta.

En efecto, fue un canal de televisión el que advirtió la circunstancia en forma por demás responsable ya que lejos de hacer valer la situación con carácter de primicia, advirtió a la autoridad de gobierno a efectos de restaurar lo que se había suspendido por la irresponsabilidad de funcionarios que suspendieron un servicio esencial como la seguridad pública en un barrio de Montevideo.

Imaginemos por un instante la situación que –reiteramos no ocurrió- se hubiera dado si en lugar de informar sobre los hechos se hubiera divulgado la noticia de un barrio sin servicio de seguridad pública porque la Seccional correspondiente paralizó el mismo. Esa noticia significaba una patente de corso para la delincuencia que tendría como novedad la existencia de una zona liberada, sumiendo en la indefensión a la ciudadanía que vive en su jurisdicción. Un hecho a todas luces reprochable y condenable que mereció un accionar directo y duro por parte de las autoridades que no están dispuestas a poner en riesgo a la ciudadanía bajo ningún precio.

Pero el colmo de todo esto fue lo insólito del reclamo que pretendió dar fundamento a los hechos. Una proclama que reivindicaba –entre otros puntos- un aumento inferior al que efectivamente se otorgó. Una cosa de locos por donde se lo mire.

Claro que el personal policial que recepcionó el mensaje estaba condicionado para hacerlo, y seguramente ello pese al tiempo de definir responsabilidades. El funcionario policial tiene la desventaja de muchos años de atraso salarial (situación que se revierte a partir del anterior gobierno y se incrementa en este), que le llevaron a un desequilibrio en la economía familiar. Hoy, muchos policías, son deudores de las cooperativas de crédito o tienen retenciones judiciales que socavan su salario (que preserva el 30% mínimo indisponible por disposición legal). En ese estado, cualquier aumento –por bueno que sea- se diluye, y poco aporta para solucionar un problema endémico a quien lo recibe. Claro está que en ese caso hay que distinguir muy bien que no tienen responsabilidad las autoridades, que cumplieron la palabra empeñada, tal cual confirma la amplia mayoría del personal policial que disfruta del importante incremento.

La “manija” –que es lo único que explica una actitud de estas- tuvo en estos funcionarios un público ideal y a pedir de boca, por cuanto pretendía ser un disparador para sumar más adeptos a la irresponsable movida. Funcionarios que tienen sus ingresos topeados por retenciones y créditos, a pesar del aumento, sufren la impotencia de no salir del pozo en que se haya enterrada su economía. Situación que manejaron muy bien los ideólogos del fallido intento.

Se dijo -en forma incorrecta- que no se compensaron las 50 horas por Servicio 222 disminuidas por la ley de presupuesto. Falso por donde se lo mire. El incremento promedio otorgado supera ampliamente dicha cifra (50 x $53= $ 2.650, el aumento promedio ronda los $ 4.350). El tema pasa por descifrar quien pierde ingresos efectivamente y seguramente podamos hacernos un panorama situacional que eche luz al respecto.

El tope de horas por Servicio 222 que existía era de 200 horas por cada funcionario, sin embargo se detectaron situaciones que superaban ampliamente dicha cifra. A partir de enero –ley de presupuesto vigente mediante- el tope pasó a ser de 150 para todos (incluyendo a aquellos nuevos ingresos que solo podían hacer 120 y que ahora pueden incrementar 30 horas más). 150 horas parejas para todos, este año. Quienes realizaban o controlaban más de esa cantidad, son quienes realmente ven afectados sus ingresos. Aquellos que efectivamente hacían 200, son compensados por las mismas con un incremento mayor al que perdieron y ganando en calidad de vida trabajando menos. Pero quienes hacían más de 200 (muchas pero muchas más), son los grandes “perdedores” de esta decisión que pretende recomponer un sistema pervertido por este tipo de prácticas.

O fue por ignorancia o fue por intención, pero sea cual fuere la razón, prendió en un colectivo de funcionarios, (acorralados por las cuentas), que no supieron o no quisieron ver la realidad (eso lo dirá el resultado de los sumarios en curso).

Lo concreto y real es que la sociedad uruguaya ha hecho un esfuerzo sustantivo para volcar recursos para mejorar los ingresos de la Policía, pero ese esfuerzo no es gratuito sino que debe devolverse con resultados. Las autoridades políticas están comprometidas a llevarlo adelante y requieren reciprocidad a la hora de la ejecución de las políticas de seguridad.

Es un tiempo histórico que debemos aprovechar. Nos merecemos un mejor lugar para vivir y en eso estamos comprometidos todos.


el hombre disfrutaba de más horas en su casa,
el perro... de más huesos