¿Dónde está el Presidente?
El periodista Lucas Silva (La Diaria) recordó en twitter que "hace exactamente un año Lacalle Pou convocaba a conferencia de prensa para informar que había 19 casos positivos y 13 personas en CTI. Hoy se reportan 3.855 casos nuevos, 30 muertos y los CTI están al borde del colapso. El presidente no convoca a conferencia desde el 23 de marzo". Rápidamente -antes incluso de ese twitter- se supo que el Presidente estaba en cuarentena por un contacto con un positivo de Covid que tuvo en ocasión de su mediática concurrencia a vacunarse días pasados en el Hospital Maciel. Allí, contrariamente a todo lo que recomendó en las hoy "añejas" conferencias de prensa, mantuvo contactos no recomendados con personas entre las que uno fue positivo. Haz lo que yo digo pero no lo que yo hago, es el mensaje que nos debería quedar de todo esto.
Cómo habrá sido la cosa que hasta en Polémica en el Bar (Canal 10), se atrevieron a cobrarle cuentas al Presidente por su irresponsable ejercicio de la libertad que tanto defiende y promociona. Era hora, porque a estar por lo dicho y hecho por el mismo, hace bastante tiempo que debieron recordarle que sus acciones son un espejo para muchos que lo toman como ejemplo a seguir. De poco sirvió que un día nos dijera (en una de aquellas "viejas" conferencias de prensa que solía hacer), que no podíamos juntarnos a comer un asado con 20 personas, si luego lo fotografían en un asado con algunas más que 20 personas y encima sin tapabocas. O que se lo vea surfeando por las olas de La Paloma en medio de la crisis sanitaria cuando se exhortaba a la población a no aumentar sus burbujas y quedarse en casa. Terminar las recordadas conferencias de prensa para salir presto a subirse al helicóptero presidencial que lo llevara a La Paloma (donde fue fotografiado también bajando del mismo), tampoco ayudó mucho a la comunicación que se deseaba dar.
Hoy el país registra el triste récord mundial de contagiados que lo ponen en un podio que nunca quisimos estar. Por más que ejércitos de trolls se empeñen -y la agencia de publicidad del gobierno haga lo propio- en querer mostrarnos otro podio, el de la vacunación, llegan tarde y mal. Porque en esa carrera venimos perdiendo por varios cuerpos de ventaja, cuerpos de uruguayos que dejan este mundo, dejan sus familias y entregan sus vidas a manos de un enemigo al que no se estuvo a la altura de combatir demorando la gestión de unas vacunas que lo derrotasen a tiempo.
No está el Presidente, no sale a decir nada y la gente espera su voz porque es quien lidera este barco sin rumbo. No hay información oficial que no esté en duda, y son los únicos responsables de haber sembrado la incredulidad pública en algo tan sagrado como la comunicación oficial. Se dedicaron a promover sus cuentas personales en redes sociales como medios idóneos de información pública, en una especia de carrera de postas a ver quien acumulaba más seguidores antes que informar sobre la gestión pública. Así regaron de información oficial sus redes personales y había que seguirlos para poder conocer en qué estaba la gestión del país. Por lo menos ahora, muchos periodistas empezaron a reconocer esa inadecuada forma de comunicar la cosa pública. Redes sociales que no son representativas a la hora de medir su llegada a la gente que merece ser informada. Era hora…
Un estudio del IHME (Institute for Health Metrics and Evaluation), realizó una proyección basada en el escenario actual que tiene Uruguay pronosticando que casi 3 mil uruguayos morirían por Covid para el 1º de julio si no se revierte rápidamente la situación actual. Si hoy nos escandaliza y duele muchísimo la tercera parte de ese número, no quiero imaginar siquiera que en pocos meses más lleguemos a rozar ese guarismo.
El gobierno jugó sus cartas a las vacunas, pero lo hizo tarde y mal. Tarde es algo que ya no podemos corregir, el tiempo perdido se traduce en vidas irrecuperables, pero todavía se está a tiempo de corregir el rumbo de la vacunación que a pesar de lo que se promociona no contempla a los grupos de mayor riesgo ni da certeza a muchos grupos etarios que todavía esperan por ser inoculados. A los problemas iniciales de una agenda muy mal gestionada, se le suma ahora la incertidumbre de los que se sienten agendados pero no han recibido respuesta alguna a su inscripción. Ni hablar de los mayores de 80 años que todavía esperan saber cuándo les toca.
Llevan más de un año en la gestión, es cierto que esta pandemia les cayó de sorpresa pero contaron con un diferencial de peso a la hora de dar respuesta. Una infraestructura sanitaria y pública como ningún otro país de la región. Con ese diferencial sacaron pecho y se atribuyeron elogios que no les correspondían, ahora -cuando se empieza a hacer realidad su propia gestión- dan muestras inequívocas de no estar preparados ni contar con la suficiente carga de humildad para reconocerlo, mucho menos aceptar las recomendaciones de quienes los asesoran en la materia. Están presos de su soberbia, y la figura del primer mandatario se lleva todos los honores porque él mismo lo afirmó en campaña que sería el único responsable. Tremendo acto de sincericidio no era siquiera imaginado que se pudiera concretar de manera tan clara y directa en tan poco tiempo. Pero si algo hay que reconocerle al Presidente es que en eso no nos mintió, él es el único responsable de todo esto.
Él concentra la comunicación y casi toda la gestión, no hace Consejos de Ministros salvo que las papas quemen pero aún así, los hace un Martes, porque los lunes es demasiado pronto. La gestión pública puede esperar, parece ser el mensaje oculto en una forma de gobernar que hoy tiene el peor escenario posible con un enemigo invisible al que no se le puede dar más ventaja. El Presidente no quiere dialogar, ¿para qué?, respondió enojado en rueda de prensa a los periodistas que lo inquirieron.
Seguramente Presidente, para que no sigan muriendo más uruguayos! Para que se deje ayudar y porque el país no empieza ni termina con usted en el gobierno!! Es hora de buscar ayuda y entre todos sacar esto adelante, con republicana actitud y sin soberbia.
Se les terminó el recreo…
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