Pocos test, falsas expectativas
El aislamiento social es una exhortación -la principal- que ha hecho el gobierno y a la que nos sumamos todos, sin excepciones. No hay rincón del país ni lugar donde no se repita el enunciado y a ojos vista parece ser de acatamiento mayoritario en una población que ha mermado de forma notoria su presencia en las calles y lugares públicos.
No falta alguna excepción que no hace regla del comportamiento mayoritario de los uruguayos en plena Semana de Turismo, Santa, Criolla o de la Vuelta. Una semana que dejó atrás esos atavismos para convertirse en un paréntesis de cuarentena de facto que nos autoimpusimos los orientales para disminuir al máximo los efectos del Coronavirus.
Playas, plazas y lugares públicos cerrados al ídem marcan la pauta de esta semana que se indica como punto de inflexión para la pandemia a nivel local. No obstante lo cual la verdadera dimensión de su impacto está relativizada por el bajo nivel de pruebas diagnósticas realizadas lo que da una falsa imagen a la que los médicos agremiados descreen y relativizan en gran medida. Sólo con un aumento significativo de los test de diagnóstico se podrá tener la real dimensión de la transmisión del virus entre los uruguayos. Por lo que los datos oficiales adolecen de esa cuota de verosimilitud que tanto exigen los médicos para ponderar en su verdadera dimensión la realidad uruguaya, hoy subestimada.
Ahora bien, a ese punto que tiene sus razones en los costos de los reactivos como la falta de experiencia en su correcta realización, se le suman otras acciones de politólogos que se muestran como verdaderos operadores políticos y no vacilan en disparar falsas afirmaciones contando con la complicidad del medio que la difunde. La falta de rigor periodístico hace parte de una claque política desfachatada que no escatima recursos ni espacios para diseminar sus falaces conclusiones usando las ondas que son de dominio público pero que se usan con impúdico y sesgado rigor privado.
Las afirmaciones de Adolfo Garcé en el programa Todas las Voces de Canal 4 del pasado lunes 6 de abril, fueron de un nivel tan patético que hace imposible adjudicarle falta de intencionalidad política por lo burdas y fácilmente descartables. Que alguien que ostenta un título universitario por el que se especializó en la ciencia política para analizar y entender la realidad de una sociedad, se preste para la mentira de forma tan grotesca llama la atención y mucho. Más cuando no hay necesidad de apelar a esa estrategia, ya pasó la contienda electoral, ya ganaron la elección, ahora estamos en una emergencia que nos comprende a todos.
Como la mentira tiene patas tan cortas que le hacen imposible caminar muchos pasos sin que salga a la luz la verdad que oculta, poco faltó para que se desarmaran sus dichos con contundentes testimonios del compromiso público del Frente Amplio y sus principales actores, difundiendo su mensaje de aislamiento social con el que hizo causa común con el gobierno. Incluso yendo más lejos y exhortando la necesidad de ir a una cuarentena obligatoria, como lo expresó Tabaré Vázquez en nota al programa Intercambio de M24.
Para convertirse en politólogo es necesario contar con nociones de sociología, economía, historia y otras ciencias sociales, se puede leer en internet con solo buscar una definición del título. Pero parece ser que para algunos también se necesita tener memoria corta o selectiva, ó, directamente, mentir sin miramientos…
el hombre testeaba un dato,
el perro ladraba al mentiroso…
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