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miércoles, 6 de noviembre de 2013

A barrio revuelto, ganancia de incitadores

Fuente Imagen: barriosantacatalina...
“Perica” había llamado al 9-1-1, tres encapuchados se le habían llevado el dinero de un día de trabajo en su almacén y la recaudación de la quiniela. La denuncia es de orden siempre, pero además, es parte ineludible de un procedimiento que le inhiba de responsabilidad por el monto sustraído. “Perica” es querida en el barrio, pero alguien amenazó con quemarle el negocio por haber denunciado la rapiña a la Policía. Lo más triste de todo esto fue que murió un inocente, el gatillo fácil hace parte de la manija fácil, y se condice con un estado de situación al que hay que ponerle mesura bajando los decibeles...



Cuando perdemos todos

El barrio Santa Catalina es un lindo lugar del oeste de Montevideo, tiene un cierto aire de balneario, sin el urbanismo paisajístico de los del este pero con un encanto especial que lo hace único. Un territorio del que se enorgullecen unos cinco o seis mil montevideanos que lo defienden, se indignan, y angustian cuando pasan hechos como los vividos la tarde-noche del lunes 4 de noviembre.

Fue un mal procedimiento policial, así lo determinó la propia investigación de la Policía a lo que se sumó la pericia forense y los testimonios de vecinos que echaron por tierra la primera información recabada por quienes protagonizaron los hechos. 

Y así lo reconoció el Ministro, quien descartó la primera versión policial y reconoció los errores de un procedimiento mal realizado y peor concluido.

Un joven que tuvo la “desgraciada” idea de circular con su moto por su barrio, y pasar por el lugar donde se había perpretado la rapiña, sufrió la peor consecuencia posible ante lo que fue -a todas luces- un exceso policial.

Si fue miedo del Policía, no se explica miedo a qué, porque se pudo comprobar que la víctima no tenía un arma (la que apareció le fue “plantada” en la escena, según reconoció el propio Bonomi). Si fue exceso -algo que toma cada vez más fuerza- no debe ser considerado (ni por asomo), la regla en un instituto que tiene -y seguirá teniendo siempre- a la ley como marco de su accionar. 

En todo caso, nunca debió suceder pero eso ya es imposible de revertir. Nadie le devuelve la vida al chico abatido.

Y después... el caos

Los vecinos se indignaron, se manifestaron -con todo derecho- pero también incurriendo en excesos. Otra vez fueron víctimas, pero ya no de la Policía, sino de inescrupulosos que hacen de la ocasión una oportunidad para sus intereses. 

Porque hay cosas que no se entienden. Por ejemplo, ¿qué tiene que ver el local incendiado de Gas Sayago, con los hechos ocurridos? ¿Qué sentido tenía destrozar la obra de la guardería de la zona que estaba construyéndose? Eso no hacía parte de la reivindicación de nada de lo ocurrido, mucho menos tenía que ver con la acción policial que arrojó el saldo de la muerte de un joven vecino del barrio.

Ahí se aprovechó de la situación para desnaturalizar un reclamo legítimo de justicia, ahí se metió la mezquindad de quienes buscan la ocasión para hacer de ello su oportunidad. Cualquier parecido con las marchas del estudiante, el aniversario de los hechos del Filtro, o los festejos de Peñarol son una simple ¿coincidencia?

Por otra parte, ¿a quién le sirve este caos? A los vecinos honestos seguro que no. Pero hay alguien que se beneficia de esto y no hablo en términos políticos solamente. 

Todo esto es preocupante porque se aprovechan de la situación grupos de gente sin escrúpulos que viven del delito o les sirve la ocasión para generar descontento hacia el gobierno en un territorio donde hay ascendencia política frentista. Ambos grupos tienen motivaciones diferentes pero en la ocasión se emparejan, a pesar de esfuerzos aislados por marcar diferencias. 

Santa Catalina necesita recuperar la paz, la tranquilidad de su barrio, la convivencia perdida, y ni hablar de la confianza en la institución que debe garantizar su seguridad, que es la Policía. Necesita que vuelvan los servicios públicos. Necesita que vuelva a ser un barrio...

Entonces, es momento de calmar los ánimos, de bajar el tono y apelar a la cordura -aún desde el dolor, compartible y comprensible, ante la infame pérdida de una preciosa vida joven que podía ser nuestro hijo, hermano o amigo. Es tiempo de actuar para los referentes, esos líderes -que existen o que surgen en momentos de crisis- para que hagan caudal de su liderazgo y ofrezcan su mejor esfuerzo en recuperar al colectivo de esta emergencia que les tocó enfrentar.

Se debe impedir que hagan caudal esos grupos que persiguen intereses totalmente contrarios a los del común de los vecinos.

No es momento de alimentar los odios, la confrontación, ni agitar irresponsablemente a los jóvenes para que se manifiesten de la peor manera apelando a la violencia. Se necesitan  acciones de grandeza inspiradas en la recuperación de los valores perdidos y -lo que es más importante- en evitar más pérdidas humanas. Se necesita un gesto que comprenda a todos por igual, a la sociedad civil y a la Policía, la que debe considerar de una vez por todas que no es admisible la represión como único instrumento sino que debe aplicar todos los medios de que dispone y para los que fue preparado, ante situaciones de crisis.

Es hora de pedir perdón por parte de la Policía. Un perdón que los acercará inevitablemente a la reconciliación con una ciudadanía dolorida.

Es tiempo para que reflexionemos juntos y pongamos proa al oeste, hacia un lugar llamado Santa Catalina, y así evitar -entre todos- que lo que merece ser un lugar para vivir se convierta en un infierno, ardiendo en los titulares de un diario.

Es tiempo de reconstruir los vínculos y hay que hacerlo entre todos...

el barrio estaba agitado,
el hombre y el perro también...

3 comentarios:

  1. Cuatro personas asesinadas por la policía en pocos días y decís que no es un patrón de conducta? ¡Por favor! El FA no ha sabido refundar la Policía y ha fracasado estrepitosamente siguiendo políticas al grito de la derecha. Y te aclaro: soy votante del FA y no soy ningún ultra, pero esto da vergüenza.

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  2. PROPONGO QUE LOS TEXTOS MESURADOS DE LOS QUE VIVEN PESCANDO AUNQUE EL RÍO NO ESTÉ REVUELTO, TENGAN COMO EPÍLOGO UNA MÁXIMA QUE VALE MÁS QUE MIL PALABRAS:
    "¡PACHECO SABÍA CÓMO HACERLO!!!"

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  3. No estoy de acuerdo con eso de que "La perica es querida en el barrio..." algunos sí...muchos no.

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