Era el Profe Dourteau, en su doble rol de profesor y adscripto, un docente que también supo ser un amigo, un tipo fenomenal que se nos fue hace poco pero que tuvo la capacidad de dejarnos una huella indeleble que nos acompañará para el resto de nuestra vida.
Lo conocía desde la escuela y siempre me llamó la atención su don de gente. Era un tipo admirable para un escolar como uno que envidiaba a su hermana que ya lo tenía como un referente y contaba mil y una anécdota de este profesor de matemáticas tan particular. Confieso que lo miraba de lejos, desde mi posición de escolar y ansiaba llegar pronto al liceo para vivir la experiencia de tenerlo como profesor o adscripto.
Lo conocía desde la escuela y siempre me llamó la atención su don de gente. Era un tipo admirable para un escolar como uno que envidiaba a su hermana que ya lo tenía como un referente y contaba mil y una anécdota de este profesor de matemáticas tan particular. Confieso que lo miraba de lejos, desde mi posición de escolar y ansiaba llegar pronto al liceo para vivir la experiencia de tenerlo como profesor o adscripto.
Un buen día llegó la ocasión, y tuve al equipo completo de adscriptos que también hacían las veces de profesores como él. Allí estaban: Susana Giovanini, secretaria y profesora de Historia; María Laura Campagna, profesora de Geografía, que era una madre más que una profesora; Alfredo "Coco", un tipo que haciendo yunta con Jorge tenían situaciones desopilantes, en una especie de Abott y Costelo uruguayos que nos hacían divertidos los mini recreos liceales.
Eran tiempos de un Santa Luisa con las Hermanas Vicentinas al frente dirigiéndolo, situación que hoy ya no existe.
Y un día llegó el turno de tenerlo como profesor, no recuerdo bien en qué año pero supimos contar con un excéntrico educador de la matemáticas como jamás conocí a nadie. Un tipo que hacía divertida una materia que para muchos resultaba un hueso más que duro de roer, sin embargo él se las ingeniaba para hacer de cada clase un espectáculo, digno de un mimo o un actor.
Seguramente haya sido su fugaz pasaje por las tablas lo que le dio esa impronta maravillosa y esa vis cómica que hacía de él un tipo que invitaba al disfrute con cada frase u ocurrencia.
Sus tics nerviosos, sus muecas inevitables, su desenfado para dar una materia como la aritmética lo hacían un menú atractivo para quienes sabían que si a tercera estaba él, había un momento de diversión asegurada. Hasta cuando traía malas noticias -la fijación de un escrito o una prueba- se las ingeniaba para hacerlo con esa simpatía propia de los que tienen ángel para hacernos cambiar la cara con una sonrisa.
"Gran ESCRITO Gran"
Llegó a la clase un día sin decir palabra. No respondía a nuestras bromas u ocurrencias, esperó a que todos nos sentáramos y tomó una tiza. Enfrentó el pizarrón y dibujo un pequeño círculo, se dio vuelta y nos miró... el silencio empezó a adueñarse del salón. Siguió con otro trazo recto desde ese pequeño círculo hacia abajo dándole cierta inclinación. Otra vez que gira y nos mira, y lanza otro trazo contrario en una especie de triángulo sin base con un vértice circular. No volaba una mosca... Nadie sabía que cuernos era ese dibujo.
La expectativa iba creciendo con cada trazo, finalmente cerró el triángulo con otra línea que unió los extremos de lo que parecían los lados del triángulo. Y nuevamente se dió vuelta y nos miró. Disfrutaba con nuestras caras, eso era ostensible. Sin hacer mueca alguna, sabíamos que por dentro se moría de la risa, pero como buen actor no se le escapó ni una seña.
El dibujo siguió con un rectángulo por debajo, en lo que pareció finalmente ser un cartel colgado de un clavo, y allí... lentamente... comenzó a develar la incógnita.
Gran... fue la primer palabra en el extremo izquierdo del rectángulo; Gran, repitió en el extremo derecho; debajo puso una fecha (que por obvias razones llamada años, no recuerdo), no era necesario ponerle hora, pero sí lo adornó con un tema que debió ser ecuaciones o conjuntos o quien sabe qué, pero ya las dudas empezaban a transformarse en certezas hasta que aparecieron los grandes caracteres de la palabra estrella entre los dos Gran: ESCRITO, y la desilusión mezclada con risas o comentarios llenó el ambiente. Y hoy le agrego un calificativo a ese estilo comunicacional de una "mala" noticia: BRILLANTE!!
Así era este flaco profesor de matemáticas, que hacía que los números fueran divertidos.
El tiempo pasó y nos separó de aquella cotidiana presencia pero nos seguimos viendo, él ya retirado del profesorado pero siempre con sus libros de enfermería a cuestas, o en alguna marcha o manifestación política donde compartíamos nuestra vocación frenteamplista.
Siempre fue un tipo flaco, siempre mantuvo ese tic nervioso y ese pestañeo abusivo que completaba su figura. Eso sí, siempre había una sonrisa y un abrazo sincero tras el encuentro. Siempre preguntaba por algún compañero, siempre tenía tiempo para una charla así fuera de pocos minutos, siempre estaba listo y disponible. Siempre...
Hace un mes que se fue de viaje, cargando sus libros de enfermería y sus ocurrencias de profesor.
Seguramente en el cielo están fijando fecha para otro "Gran ESCRITO Gran... "
Hasta siempre querido Profesor Dourteau!!
el hombre hizo una cuenta y sonrió,
el perro ladró un buen recuerdo
te pasaste fer abrazo gigante!!!!!!
ResponderEliminarexcelente fer me hiciste revivir cada momento vivido con el profe,y cada vez q con una sonrisa en su cara de natural alarma me decia,ya se benitez,le cambiaron el banco,Alfredoooooooooo un banco gdeeeee para benitez q es altaaaaaaaaaa,ajjajajajaj
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