En
medio del barrio Pocitos ocurrió un intento de rapiña a un local del
Correo que se aprestaba al pago de jubilaciones - dato que conocían muy
bien los delincuentes. Según testigos, (y datos que maneja la propia
Jefatura de Policía de Montevideo), la balacera duró varios minutos. Una
eternidad para quienes estaban parapetados resguardándose de alguna
bala perdida que -por fortuna o más bien por pericia de la Policía, cosa
que nadie dice-, no afectó a ningún ciudadano que andaba por ese
(densamente poblado) barrio de Montevideo. El saldo trágico de un
Policía muerto y otro gravemente herido, más un delincuente abatido,
habla a las claras de un hecho gravísimo que solo merced a la eficacia
policial, no tuvo víctimas entre la población civil. Hoy no es un día cualquiera, murió un Policía en cumplimiento del deber...
Arrojo, valentía y decisión...
Hace tres años y medio que trabajamos en la cartera encargada de la seguridad pública, poco tiempo para conocer a fondo un universo tan grande como el Ministerio del Interior con más de 30.000 funcionarios y 33 Unidades Ejecutoras, pero más que suficiente para sentirse parte de la familia policial. Al punto que hoy es un día de luto para todos los que, de una forma u otra, compartimos tarea en esta Secretaría de Estado.
Cuando muere un Policía no es un día cualquiera, menos cuando se trata de alguien que se enfrentó a un delincuente para evitar un mal mayor. El acto generoso más grande que pueda dar una persona es ofrecer su vida, y ayer hubieron varios uniformados que no vacilaron en enfrentarse al riesgo de poner en juego su bien más valioso para defender los intereses colectivos de la sociedad.
Tamaña generosidad no puede, no debe pasar desapercibida. Menos aún cuando se aprecia la decisión y arrojo de los uniformados que enfrentaron a los delincuentes sin medir consecuencias personales, al punto de sufrir bajas como las padecidas. Hoy muchos se preguntan cómo fue que aún con ese saldo de un Policía muerto, y otros heridos de gravedad, más un delincuente muerto, no hay ciudadanos heridos.
¿Casualidad o experiencia?
Creo firmemente que es más lo segundo que lo primero. Las imágenes son elocuentes, no hay vacilación en los Policías; en una situación límite adoptaron decisiones y operaron minimizando riesgos colaterales sin medir los propios. Fieles a su compromiso original de ofrecer su vida en cumplimiento del deber.
El día después no faltó el comentario fácil, que imputó responsabilidades sin asumir las propias (fiel a un estilo de hablar del tema policial con impúdica ajenidad). Hablaron para la tribuna (esa que cada día tiene menos gente, según consignan las encuestas), y lo hicieron errando el martillazo, una vez más.
El Círculo Policial -según consigna El País- emitió un comunicado donde afirma que "se ha desmotivado al personal policial...", si algo se apreció por las imágenes difundidas fue exactamente lo contrario. Ayer les sobró motivación, arrojo y decisión a los Policías que repelieron el asalto, al punto de no vacilar en arriesgar su vida en la demanda.
Salir al grito destemplado, el día después de un hecho luctuoso, no parece lo más acertado. Da la impresión de estar agazapados esperando el momento para dar el salto sin medir que hoy se llora la muerte de un agente que ofrendó su vida para defender la de muchos otros que ayer salieron indemnes a pesar de la virulencia de los acontecimientos.
En el lugar más densamente poblado de la capital se dio una situación de violencia extrema, donde la Policía actuó sin vacilaciones para reprimir un delito. La evaluación posterior permitirá sacar conclusiones para mejorar lo que ya no podrá cambiarse pero sí corregirse para el futuro. También servirá para sacar elementos positivos de un hecho que debió resolverse en cuestión de segundos, con tomas de decisiones en plena emergencia, bajo fuego y con riesgo extremo.
Hoy lloramos la muerte de un Policía, no es un día más. Hoy perdimos un
compañero que ofrendó su bien más valioso en generosa actitud.
Que su sacrificio no sea en vano es una cuestión que nos comprende a todos...
el hombre lloró en silencio,
el perro ni ladró...
el perro ni ladró...
Excelente!...los puntos sobre las íes.
ResponderEliminarAbrazo, gv.
el Gobierno ha acabado con la policía, ahora es el policia el blanco, y esta es la consigna, si ves que es policia quemalo, alcanza con verle las esposas y es hombre muerto, total, "no pasa nada"...mal pagados, sin protección, ni chalecos ni protección juridica...son el último orejón del tarro.. pobres.. y con el sueldo de miseria.. pero no pasa nada, los tapamos con diarios y a seguir ocupando puestos politicos.. total.. los votos ya están..
ResponderEliminarOjala algún día todos podamos vivir en paz...
ResponderEliminarcreo que como usted perro gil muchos lloramos al ver las imágenes de la despedida al policía fallecido.
Ojala esa familia encuentre consuelo
Beatriz