Fuente: espaciodelaciencia.blogspot.com |
Los ex-presidentes salieron al cruce de un reclamo ciudadano justo, ante la injusticia de un fallo supremo dictado por seres que serán tales pero de carne y hueso como cualquiera. Al parecer lo prescriptible para estos jueces no lo es para muchos otros mortales y menos para otras cortes tanto o más supremas que esta pero a la que parecen no tener en cuenta los encumbrados magistrados...
A pesar de la embestida ex-presidenciable, lo más destacado estuvo en las afueras de la hoy llamada Suprema Corte de (in)Justicia, donde se concentraron un par de miles de personas que cambiaron cacerolas por palmas y apelaron al palmeante gesto que llenó la Plaza Cagancha con un grito unánime en reclamo de justicia .
Imagino la desazón -una vez más- de Familiares, ese colectivo sufriente que no encuentra la paz o descanso de la verdad y hoy, menos que antes, de la Justicia.
También imagino a otros "colectivos" celebrando esta victoria que sume al país en una derrota con goleada en contra. La feroz arremetida no tuvo piedad ni reparó en daños. La seguidilla de eventos negativos, en tan pocos días, tuvo un arranque con el traslado de la Dra. Mota, situación que a estar por lo que vendría días después parecía innecesaria.
En efecto, laudada la inconstitucionalidad de la ley interpretativa de la caducidad, ¿para qué el traslado? Igual la iban a dejar sin instrumentos para impartir justicia en los casos que atendía en su Juzgado. A estar por los hechos posteriores, se confirmaría la figura de una sanción a la magistrada por una actuación que -seguramente- no era del agrado de los supremos magistrados.
Pero volviendo al tema de la inconstitucionalidad de la ley interpretativa, según dichos del constitucionalista Dr. Martín Risso Ferrand, la declaración dictada por la SCJ obliga a los jueces a dejar de aplicarla, porque supone que los delitos prescribieron y no pueden ser considerados de lesa humanidad (declaraciones a El Observador).
Pero en este punto hay cierta inconsistencia porque, ¿cómo es posible que se afirme tal condición cuando por esencia los delitos de lesa humanidad son imprescriptibles para el orden internacional (del cual Uruguay hace parte y firmó declaraciones al respecto)? Es la razón de la sin razón... algo similar a preguntarse que fue primero, si el huevo o la gallina. ¿Cómo es posible declarar a esos delitos prescriptos para el orden interno si existe una norma dictada por el orden internacional (que es reconocida por el Estado uruguayo, en tanto parte firmante del tratado), que les da carácter de imprescriptible?
Por otra parte nuestra Constitución tiene en el artículo 72 una norma de contenido abierto que establece que: “La enumeración de derechos, deberes y garantías hecha por la Constitución, no excluye los otros que son inherentes a la personalidad humana o se derivan de la forma republicana de gobierno". Lo que se interpreta en el sentido que las normas expresas sobre derechos fundamentales de la Constitución, forman un "bloque de constitucionalidad" -en materia de derechos- con las normas internacionales sobre la materia.
En suma, la propia carta magna reconoce -por ese bloque- a los acuerdos internacionales del que Uruguay es autor y parte. ¿Cómo explicar el punto de declarar prescriptos a delitos que la Corte Interamericana de Derechos Humanos -que el país reconoció e hizo propia- considera imprescriptibles?
¿Cómo puede compartir este fallo el Dr. Sanguinetti, el mismo que siendo Presidente de la República, aceptó indefinidamente la jurisdicción de la Corte Interamericana de DDHH y jamás denunció el acuerdo o pacto internacional que la reconoce?
Los mismos ex-presidentes que tuvieron tanta celeridad para juntarse y emitir una declaración, son los que celebran esta irrespetuosa afrenta contra el orden internacional establecido al que reconocen por un lado pero niegan por otro, sin apelar al instituto de la denuncia si es que no se está dispuesto a respetarlo. Son los mismos que califican de asonada a la manifestación pacífica del pueblo; son los que, ignorando los acuerdos, eluden las responsabilidades que los mismos generan a los Estados asociados.
Son los que hablan de una "preocupante situación institucional" provocada por "el partido de gobierno" porque convocó a manifestarse pacíficamente en la Plaza de Cagancha, algo que parece un contrasentido para quienes se dicen demócratas. Manifestarse en forma pacífica como lo hicieron los miles allí reunidos, no es otra cosa que un sano ejercicio de un pueblo que vive activamente su democracia. El mismo pueblo que no está dispuesto a dejar de hacer oír su voz cada vez que lo entienda necesario.
Son los mismos que también pedían que hablara Tabaré... Y el Taba, habló.
el hombre estuvo en la plaza,
el perro hacía rato que ladraba desde allí...
el perro hacía rato que ladraba desde allí...
ya el pueblo voto dos veces no una por este tema...
ResponderEliminarel resultado no es lo que esperabamos...pero es el que fue.
Bea