A pesar suyo, cada domingo se convierte en inventor al emitir una columna de opinión que no deja de ser una creación o invento al fin de cuentas. Y eso no es un demérito, salvo que se piense que toda creación humana (a la que también se llama invento), sea pasible de menoscabo o desprecio por la simple razón de su origen creativo (o inventado).
¿Qué sería del mundo sin los inventos, que necesitan inexorablemente de inventores, pues son los que les dan origen? La humanidad no hubiera podido evolucionar nunca sin la presencia de esos creadores incansables que hicieron de sus alocadas ilusiones la razón de ser de los cambios en la historia del hombre mismo.
¿Qué seríamos sin la rueda o sin el control del fuego, si no fuera por aquellos primitivos que osaron desafiar un día a la naturaleza e intentaron aplicar esa diferencia de grado que nos puso al tope de la escala animal?
Sin embargo parece ser que estar “inventando cosas” no está bien cuando el que lo hace tiene la responsabilidad de gobernar un país. Como si no fuera legítimo ser creativos a la hora de gobernar, y solo sea permitido hacer lo mismo de siempre dentro de las formalidades acostumbradas, etc, etc.
El Presidente Mujica estuvo “inventando cosas con el Bicho” y eso escandalizó al columnista dominguero. ¿Cómo es posible que un Presidente se haga el Giro Sintornillos con un Bicho?
Y no era para menos. Estos Ungenio Tarconi o Ciro Peraloca de la política uruguaya se pusieron a inventar para dejar atrás los más de 40 años de atraso policial uruguayo. Tremenda tormenta de ideas pusieron en práctica para subir el salario de los Policías uruguayos; incorporar tecnología; adquirir vehículos; reestructurar el funcionamiento de la Jefatura de Montevideo; refundar el sistema penitenciario nacional; o construir casi 3.800 nuevas plazas para privados de libertad.
Estos inventores de la “improvisación” fueron tan audaces que terminaron con los vales de nafta y aplicaron un invento nacional como el SISCONVE; tan osados que pusieron en marcha la eliminación progresiva del Servicio 222, que llevó al deterioro del servicio ordinario de seguridad pública mientras estuvieron ellos al frente del inventadero.
Yo prefiero estos “inventores” a aquellos que pasaron sin pena ni gloria dejando como legado años de atraso que hoy recuperan estos “inventos” aplicados a la seguridad uruguaya.
el hombre quería ser inventor,
el perro, un hueso aunque fuera inventado
el perro, un hueso aunque fuera inventado
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