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domingo, 16 de octubre de 2011

Taba visto! Esto pasa cada 200 años



Sin tiempo para disfrutar de los festejos citadinos por el bicentenario, (que nos llenaron el ojo y el orgullo a muchos), la semana se tiñó con los dichos del ex Presidente Vázquez ante una veintena de estudiantes. En tiempos del Twitter y Facebook, no se demoraron las críticas y, los acontecimientos, se precipitaron al ritmo vertiginoso de las comunicaciones del Siglo XXI.

Sin duda fueron inoportunas las expresiones de Tabaré, así las reconoció él mismo en un comunicado que tuvo el agregado de su retiro de la “actividad política pública”. Seguramente sus expresiones -sacadas del contexto en el que fueron dichas- merecieron los comentarios que se expusieron en cuanto foro anda por la red de redes, pero hay algunos que aprovechando la ocasión de pegarle al más firme candidato para el próximo período, olvidaron mirar la viga en su ojo con tal de criticar la paja en el ojo de Tabaré.

Uno de ellos, sino el primero al que fueron a buscar los medios, fue el Senador Pedro Bordaberry. Interrumpió su trote matinal para responder al periodista inaugurando la que sería una interminable lista de duros comentarios sobre la “irresponsable” (sic) afirmación del primer Presidente de izquierda del Uruguay.

Bordaberry se escandalizó diciendo que es muy grave hablar de un conflicto bélico porque en una guerra muere gente inocente, mueren jóvenes... (palabras más, palabras menos). Seguramente olvida que hace poco tiempo atrás llamó a la gente a armarse para defenderse, en una imprudente afirmación que está cargada también de muertes injustas. Pues, ya sea por impericia o negligencia de quienes aceptan el desafío hecho por una figura pública, no todos están preparados para usar un arma que termina siendo usada en su contra muchas veces. Sin embargo eso no se pondera y, en cambio, se aprovecha cualquier tropiezo para pegar al opositor.

Es verdad, fueron infelices las expresiones de Tabaré, no solo por el tenor de las mismas sino por el momento en el que se dijeron respecto a las relaciones recompuestas con Argentina. Todos nos preguntamos sobre la necesidad de exponerse de esa manera dejando indefenso un flanco para que disparen quienes lo saben candidato seguro para el próximo período. Pero los que hoy festejan esta retirada (¿por cuánto tiempo podrán hacerlo?), olvidan que de errores similares y aún peores a este está compuesta la historia política nacional.

¿Quién no recuerda el episodio de “Pepe coloquios”, por citar un ejemplo de tiempos electorales en los que Mujica crecía en las encuestas y se frenó abruptamente con el incidente, para ir remontando trabajosamente hasta concretar el triunfo en segunda vuelta?
O el mismo Lacalle con el suyo de la motosierra con la cual pensaba cortar todas las políticas sociales que había instrumentado el gobierno progresista.

Y mucho más atrás en el tiempo el que se lleva todos los récords fue quien aún hoy no puede dominar su incontinencia y sigue metiendo letra cada vez que tiene un micrófono enfrente: Jorge Batlle. ¿Quién no recuerda aquellas lágrimas recorriendo sus mejillas en un acto de disculpa por el episodio Bloomberg, ante el entonces Presidente Duhalde de Argentina?

Seguramente Tabaré estará pensando que nadie está libre de cometer errores, recordando incluso los reproches hechos por él a otros actores que cometieron yerros como el suyo, de ahí su tiempo para la reflexión y el silencio.

En suma, que esto pronto será una anécdota. La memoria colectiva es corta, y corre al vértigo mismo de las comunicaciones. Estas que inundan cada día de información y sepultan prontamente incidentes peores que el ocurrido ahora con el líder frentista.

Pero aún en la certeza de que ocurra pronto ese olvido colectivo, no es bueno que pasen este tipo de situaciones si no queremos convertir a la política en un circo mediático. De ahí que este retiro temporal y reflexivo al que se ha llamado Vázquez, enaltece su figura por cuanto asigna a su equívoco un valor inexcusable que merece un tiempo para que decante y sea un paréntesis respetuoso con aquellos a quienes se debe una figura pública con cualidades para presidir un país.

Esos mismos que lo estarán esperando para seguir construyendo la utopía.

el hombre se llamó a silencio,
el perro se sentó... a esperarlo


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