Prometer lo que no hiciste siendo gobierno es lisa y llanamente una hipócrita manera de disfrazar una mentira. Mucho más cuando toda tu gestión se basó en recortar los recursos necesarios para dar cumplimiento a esa promesa. Si al final del lustro el dato más representativo de la gestión es que el 95% de la población perdió ingresos y solo el 5% fue favorecido, no hay forma de eludir la cruda sensación de la hipocresía consumada. Se respiran vientos de cambio a partir de una tendencia más que consolidada en las “fotos electorales” (las encuestas), que vaticinan un cambio de gobierno a partir de octubre. Porque será en primera o en segunda vuelta, pero todo parece indicar que habrá un gobierno de izquierda nuevamente en el Uruguay del siglo XXI.
