Fuente imagen: Canal 10 |
Se enojó Marita
Si bien no lo miramos con regularidad –salvo muy raras excepciones- es imposible no llegar a conocer detalles del programa que se emite por Canal 10 dos veces por semana. Las redes sociales se hacen eco de sus dislates tanto como los programas de chimentos –que, aunque escasos- completan una pobre grilla televisiva nacional comentando lo que ocurre en la polémica cantina.
Es tal el caos que teatralizan en cada emisión del programa que a veces resulta imposible, siquiera, intentar entender lo que dice cada uno, mucho menos sacar alguna conclusión sobre el tema del día. Razón por la cual resulta saludable saltearse la opción de verlo en vivo y esperar por las repercusiones a través de –por ejemplo- los estupendos resúmenes de ZIN TV, que por más editados que estén, son mucho más claros que los originales episodios de ese aquelarre.
Un espacio donde se exagera la discusión a un extremo que raya lo bizarro y donde las posiciones están tan volcadas hacia el oficialismo que hace que los invitados de la oposición que concurren al programa terminen siendo –siempre- interpelados cual si fueran el gobierno. Todavía no se dieron cuenta que los roles cambiaron y a un año y medio de una nueva administración, siguen responsabilizando al Frente Amplio de lo que este ya no tiene responsabilidad.
No solo pasa en ese bar polémico, últimamente en todo el espectro de la televisión uruguaya se repiten los esquemas donde cada invitado de la oposición frenteamplista es sometido a una verdadera interpelación sin reparar en lo que está haciendo o no el actual gobierno, que es quien debe gestionar la cosa pública hoy día. Se esfuerzan hasta el hartazgo en buscar responsables de todo lo que nos pasa hoy a quienes ya dejaron de tener arte y parte en la gestión desde hace un año y medio.
La pandemia sirvió de excusa, pero no da para todo. Acciones como las del Ministro de Turismo, no pueden ser justificadas en hechos pretendidamente similares ocurridos en el pasado, porque hacerlo sería justificar un error con otro error. Si estuvo mal antes seguirá estando mal ahora, y mucho más si, para justificarse, se apela a la difamación o injuria contra ex ministras, por ejemplo.
Como todo tiene un límite y cada uno debe asumir la responsabilidad de sus dichos, hizo bien María Julia Muñoz en anunciar acciones penales que pongan una frontera a la irresponsable forma de divulgar comentarios infundados y falsos, como que “se tapó todo” respecto a un accidente que la tuvo como protagonista.
Comentario que incluyó a la ex ministra del Interior – Daysi Tourné – como co-responsable de aquel supuesto ocultamiento de nada menos que un accidente con consecuencias fatales en las que la Justicia tomó cartas y laudó, oportunamente.
La “exeptio veritatis” es la facultad que tiene quien es acusado de una calumnia, de probar la veracidad de los hechos que se difundieron como reales siendo falsos. Es la excepción de verdad, que da garantías al involucrado y hace responsable por sus dichos a quien injuria y apela a una mentira para manchar el honor de una persona.
No todo vale a la hora del rating, y si bien esto seguramente termine con un pedido de disculpas, es hora de poner un límite a tanto exceso verbal que solo contribuye a aumentar la grieta que alimentan, desde hace un buen tiempo, con comentarios que –además- terminan siendo falsos.
Nos merecemos otro tipo de televisión en el Uruguay, pero mientras ello no acontezca, hagamos lo que está en nuestras manos y no depende de nadie más que de nosotros mismos: usemos el control remoto.
Cambie de canal o, directamente, apague el televisor; disfrute de su familia escuchando un buen disco, leyendo un libro o prendiendo un fuego para hacer un asado.
Seguramente lo disfrutará más y no terminará siendo otro plato de mal gusto...
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