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martes, 25 de febrero de 2014

El día que el chancho chifló

A sala colmada en la Torre Ejecutiva

La Sala de Prensa de la Torre Ejecutiva estaba colmada, y afuera todavía esperaban algunas decenas de personas que intentaban llegar a tiempo al acto. La ocasión lo ameritaba, era una jornada histórica para emprendedores familiares y empresas recuperadas de Canelones y Tacuarembó, que lograban un acuerdo -también histórico- con el Estado. La harina de Molinos Santa Rosa, los fideos de la Cooperativa CAORSI, los pollos de la Cooperativa Nacional de la Asociación de Fasoneros de Pollos Unidos (CONAFPU) y los cerdos de la Asociación Uruguaya de Productores de Cerdo (AUPC), serían insumos que comenzarían a ser adquiridos por el Ministerio del Interior. Y así fue que ese día, el chancho chifló... 

 
Acuerdo y compromiso


Los productores, sus familias, sus amigos y las autoridades, colmaron como pocas veces la Sala de Prensa de la Torre Ejecutiva. Junto al ministro del Interior, Eduardo Bonomi, estaban el Secretario General de la Comuna Canaria, Yamandú Orsi y el intendente de Tacuarembó, Wilson Ezquerra. Todos ellos, junto a los productores, hicieron posible llegar a este acuerdo por el cual el Estado fomenta la producción familiar de pequeños productores y el trabajo cooperativo de empresas recuperadas por los trabajadores como Molinos Santa Rosa, de Canelones, y Cooperativa Américo Caorsi, de Tacuarembó.

A partir de las primeras reuniones con el Director General de Secretaría del Ministerio del Interior, Dr. Charles Carrera, comenzó a tejerse esta serie de acuerdos que cristalizaron formalmente en medio de la emoción de los firmantes de los cuatro convenios suscritos ese día.

Es que nunca habían podido concretar el anhelo de poder ofrecer su producción al Estado. Por la razón que fuera, pasó mucho tiempo sin que pudieran darse las condicionantes para ello, hasta que se dió. Fueron pocas reuniones, pero alcanzaron para comenzar a recorrer el camino hacia la formalización definitiva de las figuras jurídicas necesarias para poder llegar a esta realidad.

La emoción se dio cita ese día, y no podían ocultarla. El representante de la Cooperativa Nacional de la Asociación de Fasoneros de Pollos Unidos (CONAFPU), dejó escapar algunas lágrimas cuando -liberado ya de la tensión propia de una negociación tan esperada- agradeció a los presentes en medio de un cerrado aplauso.

Lo propio ocurrió con todos los demás firmantes de los acuerdos, y llegado el turno de cada uno, también fueron celebrados con un aplauso de aprobación. Así ocurrió con los trabajadores de Molinos Santa Rosa de Canelones, quienes proveerán de harina a la Cooperativa Américo Caorsi de Tacuarembó, dejando claro que a la hora de beneficiar a los trabajadores uruguayos no importa el lugar ni el color político que gobierne, sino que el interés principal es el trabajo uruguayo.

Finalmente la jornada culminó con el acuerdo con la Cooperativa Agraria Limitada Uruguaya de Productores de Cerdo (CALUPROCERD), sector largamente postergado que -no sin inconvenientes- pudo concretar el acuerdo y proveerán de carne de cerdo a la cartera del Interior, significando un antecedente inédito para un sector productor familiar que se unió para lograr este objetivo. Serán, en principio, unos 89 productores que comulgarán esfuerzo y potencialidades para mejorar el producto principal de su trabajo.

Una experiencia que merece conocerse por cuanto implica mejorar las condiciones de miles de trabajadores que hacen del emprendimiento familiar su principal fuente de ingreso, potenciando sus virtudes individuales al unir esfuerzos para acceder a un mercado que garantice su estabilidad laboral.

Un verdadero círculo de virtudes por cuanto todos se benefician mejorando en calidad, precio y servicios (la harina de Molinos Santa Rosa será la materia prima de la Cooperativa CAORSI en la producción de fideos, y éstos a su vez distribuyen su producción a todo el país, mientras que los pollos y cerdos mejorarán la calidad de los alimentos utilizados por el INR).

En definitiva, una gestión que vale la pena conocer y que fortalece a los emprendedores uruguayos que sumaron razones para seguir creyendo en su trabajo.


el hombre se emocionó,
el perro ya soñaba con algún huesito...

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