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lunes, 24 de junio de 2013

Vox populi... ¿vox Dei?


Fuente: quientieneelpoder.com
Menos del 9% de los habilitados para votar fue el respaldo a la iniciativa por recoger el caudal de voluntades que habilitare el referendum para derogar la Ley 18.987 (hacía falta obtener el voto afirmativo de unos 654.000 uruguayos). A pesar del escaso apoyo recibido por la iniciativa (rondarán los 240.000 votos, aproximadamente), no es bueno arrogarse el derecho absoluto a interpretar el resultado como si fuera una verdad revelada. Con el diario del lunes es muy fácil emitir una opinión, pero aún con ese "demérito" admitido, cabe el análisis de lo que decidió la ciudadanía este domingo que pasó...


Violando vedas desde el púlpito

Muchas fueron las quejas -de los colectivos que instaban a no concurrir a las urnas- respecto a que varios curas habían vulnerado flagrantemente la veda al incitar a concurrir a votar en sus omilías. Estos "objetores de conciencias ajenas" lo hicieron impunemente sin reparar que si bien estaban en casa sagrada, no dejaban de ser ciudadanos que deben respetar las reglas impuestas para todos. A pesar de ello, y al igual que le pasó a los políticos, los uruguayos no se dejan arrear así nomás y emitieron su fallo en forma incuestionable, a estar por los resultados.

Aquella expresión "vox populi, vox Dei" (la voz del pueblo es la voz de Dios), debiera respetarse una vez más y muy especialmente por los intermediarios del "Supremo" en tierras orientales. Que no surjan ahora voces cuestionadoras de la voluntad del pueblo uruguayo en este sentido, que pretendan satanizar la decisión responsable de un pueblo que no quiere mercenarios que lucren con las mujeres más necesitadas.

Durante mucho tiempo se eludió -hipócritamente- el tema de la interrupción voluntaria del embarazo, evitando darle un tratamiento responsable como el que impuso el Parlamento con esta ley. Una ley que no persigue un único objetivo abortista, sino que pone el tema en discusión y apela a una toma de decisión mesurada por parte de la mujer que cuenta, además, con apoyo técnico y profesional para esa crucial toma de decisión (que muchas veces no llega a producirse merced a esa intervención  profesional).

En los últimos días acudimos a una arremetida inusitada de la Iglesia, en su intento por incidir en la derogación de esta ley, pero no percibimos la misma enjundia para la denuncia y la condena por los abusos sexuales cometidos por miembros de su grey a los más indefensos de la raza humana: los niños. Seguramente se me dirá que son temas bien distintos, lo que no difiere es el nulo protagonismo que asumió la Iglesia uruguaya en este tema, respecto del que asumió para acompañar la iniciativa plebiscitaria que se impulsaba este domingo.

Si pocos fueron los votos en las urnas, el grito mayor está en los que no concurrimos, y eso también hace parte de la voz popular. Una voz que seguramente no será excomulgada como sí lo fueron los legisladores que alzaron su mano para aprobar la iniciativa legislativa en beneficio de la vida de muchas mujeres. ¿Será acaso que la Iglesia se dispone a excomulgarnos a los más de dos millones de uruguayos que no votamos? Difícil para Sagitario... se quedarían sin feligreses y con ello sin Iglesia misma.

Tampoco es aceptable que se diga que el pueblo decidió que sean los legisladores los que resuelvan, porque no es esa la lectura que corresponde hacer. Acá los legisladores resolvieron, se intentó cambiar esa resolución, y fue el pueblo el que no acompañó esa iniciativa. El pueblo, ese que cuando habla es voz sagrada en una democracia, no escapa a sus responsabilidades y habla cuando tiene que hablar (por acción o por omisión, pero siempre emite un veredicto).

Cuando habla el pueblo no sé si hablará Dios, pero bien vale la pena escucharlo, porque seguramente hay algo que nos quiere decir.

con una mano,
el hombre hizo pantalla en su oreja,
el perro -en cambio- escuchó el grito de todo ese silencio...

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