Resistencia a los cambios

Fuente imagen: pedablogia.wordpress.com

Tras un período razonable en que se intentó recuperar un servicio deficitario, se colmó la paciencia de las autoridades quienes decidieron transparentar una función sospechada por sus irregularidades. Más aún cuando estos recursos deben ser destinados a mejorar la seguridad pública de los uruguayos. Así fue que un día se cerró CAYMA...

El SISCONVE fue la punta...

Los vales de nafta eran moneda corriente en el Ministerio del Interior, el destino de los mismos se había desvirtuado de tal manera que muchas veces terminaban siendo un insumo que se utilizaba para todo menos para cargar combustible. Ante esa irregular forma de administrar un instrumento que tenía otra finalidad, la propia administración brindó la solución al aprobarse la incorporación de la flota vehicular más grande del Estado al Sistema de Control Vehicular (SISCONVE), desarrollado por ANCAP.

Ese sistema informático permite -merced a un dispositivo electrónico (anillo o "Fuel O Pass"), que se instala en la boca del tanque- la carga de combustible en cada vehículo. El sistema habilita la carga registrando la matrícula y los litros de combustible despachados; asimismo el sistema admite la incorporación de un  "DPL" (GPS)  que suma más datos a controlar como ser el recorrido de cada unidad incluida en este sistema o la velocidad. De este modo, los vales de combustible -que se aplican todavía a las motos- van camino a ser eliminados por completo en la cartera, (ya se comenzó a instalar SISCONVE en motos también), y cada unidad vehicular cuenta con el combustible necesario para su función y al caudal de su requerimiento (un patrullero tendrá más consumo que otros vehículos no asignados a tareas de patrullaje).

Esto que fue un cambio sustancial en la administración de los recursos asignados a esta cartera, significó también un cambio fundamental en el control de los recursos por cuanto se asigna a cada unidad el combustible que esta necesita y no una cuota ficta que era la misma en promedio para todas las unidades. Así consumían lo mismo un patrullero que una moto... saque el lector sus conclusiones.

Al SISCONVE se le sumaron otros atributos o criterios para aplicar en la flota vehicular más grande del Estado uruguayo. Criterios que son pilares del nuevo modelo de administración que llevó a cerrar definitivamente el Cuerpo de Abastecimiento y Mantenimiento Automotriz (CAYMA). Esos criterios son:

Recambio - una flota que se renueva cada dos años, no puede ser considerada una flota problemática a la hora de encarar reparaciones. El desgaste -por más exigencia que se tenga sobre las unidades- opera sobre vehículos modernos y, a partir de esta administración, regionales (de frontera), lo cual abarata el costo de los repuestos.

Redistribución - la flota en su totalidad fue organizada de manera de emplear los recursos con un criterio pensado en la misión principal que es la seguridad.

Control - todas las unidades vehiculares comenzaron a ser empadronadas, de manera de tener un registro veraz y oficial de una flota que se caracterizó -hasta hoy- por la omisión en el cumplimiento de estos requisitos formales. Cada chofer contará con una llave que le identifica y sin la cual no se puede encender el vehículo ni acceder a las recargas (ya hay 200 llaves entregadas). Eso también aporta a la mejor utilización de los recursos mecánicos donde se prioriza el uso responsable de los mismos.

Mantenimiento y reparaciones - a partir de un convenio con el Centro de Talleres Mecánicos de Automóviles se incorporó a 80 talleres para hacer efectivas las reparaciones que se originen en la flota. Un software propiedad del Ministerio del Interior, desarrollado por el CTMA, permite la asignación aleatoria de cada reparación, siendo un elemento que aporta transparencia y equidad al sistema. Un arancel -el mismo para todos los talleres asociados al CTMA- fija los precios de cada reparación donde los vehículos del MI tienen prioridad según el acuerdo al que se llegó.

¿Dónde está el pecado?

"Hace 3 días que Radio Patrulla le facilita unidades a la seccional policial"  - (El País 19/4)

Lo que parece ser una irregularidad no es otra cosa que la complementariedad de un sistema que se cubre a sí mismo según las necesidades. ¿Dónde está la irregularidad de utilizar unidades pasivas de Radio Patrulla? Lo que no aclara la nota es que los patrulleros prestados ofician de retén ya que son unidades que están inactivas durante el turno. Ergo: no se está "sacando" de un servicio para "emparchar" otro, sino que se complementa o subsidia las carencias con unidades vehiculares dispuestas para esos fines.

La resistencia no es nueva, ya se había hecho sentir en ocasión de la instalación de los equipos de comunicación (TETRA), donde hasta el propio ministro Bonomi marcó las incidencias de equipos rotos intencionalmente. O como también ocurrió con algunos relojes biométricos que fueron vandalizados. Ahora son otras prácticas, manejadas de otra forma, para intentar colapsar un sistema que vino para quedarse.

Los controles siempre generan resistencias, pero que no se esgrima como argumento que la centralización burocratiza pues en este caso se trata de tecnología aplicada a la buena administración de los dineros públicos. Y si a esa buena gestión financiera se le suma eficiencia, los resultados se traducen en cifras y estas son auspiciosas. Solo un 10% de la flota está en reparación (históricamente rondaba el 40%); los costos se corresponden con los del mercado; peritos mecánicos validan las refacciones y controlan la calidad de las mismas. Todo bajo la atenta supervisión de una oficina que monitorea el transcurso de las incidencias y fiscaliza la regularidad de los trámites.

Una flota más moderna y con mayor disponibilidad es una realidad incuestionable, aún para quienes se resisten a los cambios y todavía esgrimen como argumento la carencia de vehículos cuando un ciudadano reclama presencia policial.

Los cambios son necesarios y a veces molestan, pero estos vinieron para quedarse, por el bien de la administración que nos merecemos.

el hombre quería cambiar el auto,
el perro... la casilla