A menos de un mes del acto eleccionario la temperatura electoral no sube y todo parece indicar que esta será una de las campañas más desmovilizadas desde el retorno a la democracia. Los cambios en el comportamiento del soberano dejan en evidencia una deslucida y poco movilizada ciudadanía, algo que puede tener varias lecturas. Entre ellas, la sensación de ser una elección laudada puede ser una de las tantas razones que expliquen el clima poco entusiasta. Otra razón puede ser un cambio sustancial en el comportamiento ciudadano, influenciado por las nuevas tecnologías y una asociada participación virtual que sustituye a la más activa y presencial de otras épocas. Hoy, todo se reduce a un clic y esta puede ser una razón de peso a la hora de explicarnos la apatía electoral que impera. Sea cual sea la explicación, la verdad es que a escasas semanas de la primera vuelta (que puede ser la única), las encuestas marcan una tendencia más que consolidada y todo parece indicar que –a pesar del frío- el cambio de gobierno es altamente probable.
