Aquel 18 de mayo de 1984 no era un feriado más, ni la lluvia ni las amenazas de una dictadura en retirada podían impedir que aquella barra de amigos siguiéramos las indicaciones del más formado políticamente del grupo. Aquella mañana nos dispusimos ir hasta el Estadio Centenario para recibir a los clandestinos más escuchados de los años oscuros. El simple hecho de contar con algún disco o casette de los implicados era considerado una afrenta para un régimen que no pudo silenciarlos nunca. Hoy tocó despedir a uno de sus integrantes, el de la voz inconfundible que supo emocionar a nuestros viejos, esos que nos enseñaron a escucharlos cual símbolo de resistencia durante los peores años de la historia reciente. Hasta siempre Pepe…
Espacio de notas de opinión escritas por su autor Fernando Gil Díaz - "El Perro Gil"
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Entre llamados y aprietes, se van los mejores cinco…
Fuente imagen: TV Ciudad |